Estatua de Sarmiento en la localidad de Tigre |
Algunos de sus escritos relativos a la manera de hacer política en la Argentina, pueden identificarse con la situación actual.
Los temas que trata Sarmiento refieren al caudillismo, a la indisposición de las masas contra las clases ilustradas y al Estado autoritario que no tiene su punto de referencia en las normas civiles de convivencia.
La demagogia, el nacionalismo y por supuesto, la falta de educación fomentada desde las esferas del poder, son algunos de los puntos que critica Sarmiento desde el mencionado periódico.
Rosas en aquella época y el peronismo a partir de la mitad del siglo XX, son identificables en este sentido. Por esta razón ocurre que al leer estas líneas escritas por el sanjuanino en El Nacional, puede parecer que se están describiendo algunos aspectos de la realidad actual.
El error está en creer que se puede en política prescindir de las reglas de justicia y que los principios constitutivos del gobierno son inaplicables a nuestras sociedades que se suponen, gratuitamente, más dispuestas que las europeas a tolerar la injusticia, el despotismo y la inmoralidad.
Uno de los mayores abusos que puede hacerse de la inteligencia, es despreciarla y la peor de las demagogias, la que adula las preocupaciones del vulgo. ¡Que decir de nuestro sistema de predicar la ignorancia y deprimir el saber, que forma una escuela política entera y tiene sus próceres en todas partes! El gaucho desdeña al europeo porque no sabe andar a caballo...
...Mañana será una tacha ridícula en el país haber leído; una exclusión haber estudiado y un crimen tener instrucción.
No es el patán el que conoce el país el que vive, sino, habría doscientos mil conocedores de su país en los labriegos que lo habitan, más capaces de juzgarlo que los hombres de estudio, que consagran sus vigilias a encontrar la causa de los males y la fuente de la riqueza.
Número de la publicación El Nacional, junto a una unidad del célebre Facundo. Biblioteca Nacional |
Los libros nada enseñan al que no sabe pensar, por eso es que no tienen libros, ni los estiman los que solo obedecen a sus instintos, o se ocupan de los negocios ordinarios de la vida. Pero los libros son el pasto del espíritu y solo un genio extraordinario, podría encontrar una verdad nueva o crear un sistema de verdades, sin conocer de antemano el estado de la materia de que se trata.
No hay utopistas más osados que los ignorantes con poder, precisamente porque no están en antecedentes. Ved a Rosas, es una utopía sangrienta, pero utopía. Rivadavia fue utopista, pero utopista noble y digno de honrar la inteligencia humana. Bancos, sociedad de beneficencia, Emigración, Muelle, Congreso, Constitución, Ley de Olvido, Garantías individuales, Legislatura Provincial, Calles, Trazado de pueblos, etc., son utopías, pero utopías que hoy llevamos a cabo. Llevad si queréis a cabo alguna de las utopías de Rosas, exterminio, autoridad sin límites, confiscación y sobre todo el dominio de la masa ignorante sobre la parte culta.
Haced creer a un pueblo que es singular en la tierra, que él nace sabiéndolo todo sin consultar un libro, que el que más conoce la tierra es el que está más en contacto con ella, y habréis levantado al caudillo que no posee otra teoría ni otra ciencia, que la larga práctica del país, sus relaciones con los paisanos, su prestigio en las campañas; bien entendido que el día que le déis el poder, os amarrará a vosotros; estrujará a los paisanos, y saqueará el país para hacer su fortuna y saciar sus apetitos.
Publicación al momento de la muerte de Domingo Sarmiento. Bliblioteca Nacional |
Los utopistas como Rivadavia, los guerreros como Paz, son los únicos que han muerto en la miseria, después de haber vivido honorablemente, dirigiendo la política de los pueblos.
Extrañarán nuestros lectores que descendamos a refutar pensamientos que parecen paradojas inventadas por capricho. Pero no olviden que hemos sido durante veinte años degollados y saqueados en nombre de esta misma idea. Subversión social de que aún no acabamos de salir, adonde se nos quería llevar, tenía por base que todo lo del país era preferible a lo extranjero, el chiripá al frac, los hombres toscos a los cultos y los ignorantes a los sabios.
La mano que hizo veinte años la deificación de la bestia de Rosas, cuidaba de manchar la memoria del que mucho leyó y mucho viajó, ¡Rivadavia!
El único jefe que nunca fue vencido es aquel que menos cuidó de se hacerse seguir de los soldados por amor, el General Paz. Todos los demás, han sido derrotados, con amor y con todo, cien veces. Rivera era idolatrado por sus soldados y cuenta más derrotas en su vida que victorias.
Todos los pretendidos jefes seguidos de sus soldados por amor, han espantado al mundo con sus horribles crueldades. Era el terror de la muerte lo que mantenía a los soldados en las filas. No fusilar sino lancear, no lancear sino degollar, era el sistema penal de esos malvados. Han muerto más paisanos en los campamentos que en los campos de batalla.
Fuente; C. Galván Moreno, Radiografía de Sarmiento.
Extraído a su vez de las Obras Completas de Sarmiento, Volumen XXV.
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