lunes, 13 de agosto de 2012

Argentinismos

Ricardo Rojas. Autor de la obra
Historia  de la Literatura Argentina
En el castellano usual de nuestro país circulan muchas palabras o frases que por ser propios de Argentina han recibido el nombre de "argentinismos". Estas formas verbales han sido recogidas en glosarios empíricos, para realzarlos como signos reveladores de un "idioma nacional", si el colector obedecía a prejuicios patrióticos, o para estigmatizarlos como plaga de la lengua castiza, si el colector procedía por preconceptos académicos. 
Los argentinismos consisten: o en derivaciones locales, aunque ajustadas generalmente a las leyes morfológicas del español, o en voces españolas que han recibido aquí acepciones nuevas. Casi todos estos argentinismos han pasado ya de lengua oral a la escritura literaria, y algunos han entrado en el diccionario oficial de la Academia Española, autorizándose con dicho precedente el derecho que tendrían a incorporarse todos en un catálogo más completo del habla hispano-americana.
La formación de Argentinismos tiene su equivalente en los regionalismos de todas las Naciones de nuestra América, y en los provincialismos de la península ibérica, que también están penetrando en el diccionario de la RAE. Castilla nos ha dado el molde de nuestro idioma, como Roma se lo dio al latín, pero ni el Lacio proveyó de todas las voces de la lengua del Imperio, enriquecida más bien al contacto de sus provincias políglotas, ni Madrid puede asumir el gobierno gramatical de una lengua que ya no le pertenece, puesto que es de todos los pueblos adonde la llevó la expansión castellana.
Son argentinismos tomados a nuestras lenguas indígenas, las palabras pampa, gaucho, poncho, mate, cacique, chiripá, choclo, jagüel, maíz, ombú, ojota, huracán, chajá, guanaco, galpón, huaino, quena, y centenares de voces que designan formas regionales de la geografía argentina o tipos de su fauna, su flora, su folklore. Otras palabras análogas se nos presentan con dudosa etimología disputándose si provienen de lenguas indígenas o de arcaicas raíces latinas o del "sermo vulgaris" ibérico traído en el siglo XVI por los conquistadores, cuya procedencia latina, árabe, judía, vasca, portuguesa o visigótica podría conjeturarse, por ejemplo: payador, pulpería, charango, boliche, bagual, pucho, chifle, tango, quebracho, vidalita, pericón, rancho, todas intensas de colorido regional, como las de origen precolombino. Poseemos también algunos argentinismos que provienen de lenguas africanas, aún cuando la raza negra nunca fue aquí tan populosa como en otras regiones de América, ella nos ha dejado las palabras: zambo, candombe, mandinga, bochinche, quilombo, zamba, maní, batuque, y acaso chingar, chimango, tongo. Argentinismos de forma española pero de acepción nueva son: caudillo, montonera, mamarse, amargo, apero, palenque, algarrobo, huella, gato, triste, bola, peludo, estancia, voces numerosísimas de regional. Por fin, otros argentinismos derivados de arcaicas raíces españolas o de raíces cosmopolitas introducidas por la inmigración, tales como churrasco, pingo, achuras, tapera, toldería, malón, refusilar, bichoco, mazorquero, blolear, macanear, patota, conventillo, atorrante, compadrito y tilingo.

Fuente: Ricardo Rojas, Eurindia (1924), Ed. CEAL.


2 comentarios:

  1. Fantastico texto.Mi admiracion hacia vos ya que sigo aprendiendo
    Un abrazo

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    1. Muy agradecido Mucha! y muy contento de que puedas aprender algo con mis publicaciones, esa es la idea.
      Besos!

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