El Himno de los Restauradores fue presentado como una composición la cual, publicada en hoja suelta con la efigie de Rosas, sale a la venta cuando a éste asume por segunda vez el poder. La música fue compuesta por Esteban Mazzini. Se estrenó el 13 de junio de 1835 en el Teatro Coliseo.
¡Oh gran Rosas! tu pueblo quisiera
mil laureles poner a tus pies;
mas el gozo no puede avenirse
con el luto y tristeza que ves.
¡Aguilar y Latorre no existen
Villafañe el invicto, murió
y a tu vida tal vez amenaza
de un malvado el cuchillo feroz.
De discordia la llama espantosa
a el país amenaza abrasar
y el audaz demagogo se mira
la orgullosa cerviz levantar.
¿No los ves como ledos conspiran?
¿cual aguzan su oculto puñal?
¿cual meditan la ruina y escarnio
del intrépido y buen federal?
Esa horda de infames ¿qué quiere?
sangre y luto pretende ¡qué horror!
empañar nuestras nobles hazañas
y cubrirnos de eterno baldón.
¡Ah! cobardes temblad es en vano
agoteis vuestra saña y rencor.
Que el gran Rosas preside a su pueblo,
Y el destino obedece a su voz.
¡Asesinos de Ortiz y Quiroga!
de los hombres vergüenza y borrón,
a la tumba bajad presurosos
de los libres temed el furor.
Esos mismos que en Márques vencieron
en San Luis, Tucumán y Chacón,
con la sangre traidora han jurado
de venganza inscribir el padrón.
Del poder la Gran Suma revistes,
a la patria tu debes salvar;
¡que a tu vista respire el honrado
y al perverso se mire temblar!
La ignorancia persigue inflexible
al talento procura animar
¡Y ojalá que tu nombre en la historia
una página ocupe inmortal!
Coro
Alza ¡oh Patria! tu frente abatida,
de esperanza la aurora lució:
tu Adalid valeroso ha jurado
restaurarte a tu antiguo esplendor.
José Rivera Indarte nació en Córdoba en 1814 y murió en la isla de Santa Catalina en 1845. En una primera época es de los más exaltados defensores de Rosas, como lo demuestran su "Himno Federal" y su "Himno de los Restauradores". Más adelante sospechoso de hallarse en connivencia con los emigrados, sufre persecución y cárcel. Recuperada su libertad y después de un viaje por los Estados Unidos y Brasil, se radica en Montevideo, desde donde inicia una violenta campaña contra Rosas a través de las páginas de El Nacional. Entre sus obras posteriores se inscriben sus Poesías (1853), Rosas y sus opositores (1843), Es acción santa matar a Rosas (1843) y su famoso Tablas de Sangre (1843).
Muy dichosos nos reputaríamos si este escrito moviese el corazón de algún fuerte, que hundiendo un puñal libertador en el pecho de Rosas, restituyese al Río de la Plata su perdida ventura y librase a la América y a la humanidad en general del grande escándalo que la deshonra.
Le cuestan al Río de la Plata los gobiernos de Rosas, por los cálculos más bajos, “¡veintidós mil y treinta habitantes!!” los más activos e inteligentes de la población, muertos a veneno, lanza, fuego y cuchillo sin formación de causa, por el capricho de un solo hombre, y casi todos privados de los consuelos temporales y religiosos con que la civilización rodea el lecho del moribundo. La emigración de las familias argentinas que han huído [sic] de los gobiernos de Rosas y se han asilado en la República Oriental, en el Brasil, en Chile, Perú y Bolivia, no baja de treinta mil personas ¡Qué administraciones tan caras las de Rosas! ¡Qué precio tan subido cuesta a Buenos Aires la suma del poder público, la mas-horca y el placer de estar gobernado por Rosas!!!!!
—Rivera Indarte, Tablas de sangre
Fuente: La época de Rosas, Antología. Ed. CEAL.
Rosas, el primer hitler argentino!
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