Parte del pensamiento de Esteban
Echeverría (1805-1851) puede inferirse de la lectura de un texto de su autoría titulado
“Ojeada Retrospectiva del Dogma Socialista” publicado en Montevideo en 1846. En
el documento, el autor, explica cuales han sido las motivaciones, los desafíos
y los logros de la “Asociación de Mayo”; que era lo que se proponía esa
organización y por qué se diferenciaban de las tradicionales
facciones. Además, el iniciador del romanticismo rioplatense, se propone repasar
el desempeño de los distintos miembros posteriormente exiliados, dentro de la prensa opositora a Rosas,
desde el momento de constitución del grupo hasta su presente.
El rechazo de toda doctrina que carezca de aplicación práctica es una de las características del pensamiento de su asociación, a su vez que rechaza de plano a toda filosofía europea que no mantenga un punto de contacto con la naturaleza de este suelo, dando lugar así, al arribo del pensamiento de carácter romántico a las costas rioplatenses.
A fines de mayo de 1837 cuando los
jóvenes comenzaban a reunirse en la librería de Marcos Sastre, “La sociedad argentina estaba dividida en dos facciones irreconciliables,
que se habían largo tiempo despedazado en los campos de batalla: la facción federal vencedora, que se
apoyaba en las masas populares y era la expresión genuina de sus instintos
semibárbaros y la facción unitaria,
minoría vencida, con buenas tendencias, pero sin bases locales
de criterio socialista, y algo antipática por sus arranques soberbios
de exclusivismo y supremacía”. Echeverría habla aquí de facciones (y no
partidos) en tanto se trata de un montón de personas agrupadas en torno a un
interés y ya no representando un ideal. Las disputas entre estos dos grupos son vistas por estos jóvenes como vacías de contenido ideológico y desencausados de los lineamientos de "libertad, igualdad y fraternidad" que había marcado la Revolución de Mayo. De esta manera el autor describe la posición distante de su generación que reclamaba un lugar dentro de la arena política de la Argentina de entonces: “Había crecido, sin
mezclarse en esas guerras fratricidas, ni participar de esos odios, en el seno
de esa sociedad una generación nueva, que por su edad, su educación, su
posición debía aspirar y aspiraba a ocuparse de la cosa pública”.
Echeverría explica que estos
jóvenes, si bien tenían más simpatía por los unitarios, no compartían con estos
la idea netamente europeizante y tildaban de reaccionarios a los viejos
miembros del partido, quienes soñaban con una ya imposible restauración del
sistema de unidad.
“Los unitarios habían dejado el rastro de una tradición progresista en una época más fecunda en esperanzas
efímeras que en realidades útiles; sofistas brillantes, habían aparecido en el
horizonte de la Patria, eran los vencidos, los proscriptos, los liberales, los
que querían un régimen constitucional para el país. La generación nueva, educada en escuelas fundadas por ellos,
acostumbrada a mirarlos con veneración en su infancia, debía tenerles simpatía,
o ser menos federal que unitaria. Esa
simpatía, movimiento espontáneo del corazón, no tenía raíz alguna en la razón y
el convencimiento”.
Más allá de la simpatía que como
dice Echeverría no tenía una raíz en la razón y por lo tanto no les servía para
lograr un convencimiento firme y elaborar una doctrina fundamentada. Los unitarios al querer hacer de la
Argentina una Nueva Europa, se habían equivocado en ignorar
las condiciones particulares de estos lugares. En este aspecto residirá la principal diferencia entre los románticos de la Generación del '37 y el sistema rivadaviano.
El sentimiento de diferenciación
de los jóvenes se explica en las siguientes palabras del escritor; “generación nueva que unitarizaban los
federales, y federalizaban los
unitarios, rechazada a un tiempo del gremio de ambas facciones. Heredera legítima de la religión de la
Patria buscaba en vano en esas banderas enemigas el símbolo elocuente de
esa religión”.
Las distintas facciones habían
perdido el rumbo trazado por la Revolución de Mayo. Es así como la “agrupación
de Mayo” cree ver en su generación, a la encargada de encarrilar al país en la
verdadera senda del patriotismo iniciada en 1810 y perdida en el trayecto del
tiempo en medio de las guerras fratricidas.
EL ROMANTICISMO EN EL RÍO DE LA PLATA
La corriente romanticista tiende a exaltar al ser nacional, y todo lo que forma
parte de su entorno. El clima y la geografía particular de estos lugares le
imprimen al habitante de estas tierras sus características y todo esto debe de
ser tenido en cuenta a la hora de organizar institucionalmente el país. Esta
serie de hechos era lo que los unitarios, en su racionalismo puro, habían
despreciado y era en parte la causa de su fracaso. Los románticos venían,
entonces, a determinar el verdadero tipo nacional y a partir de conocer su esencia,
indicar el camino a tomar en el orden institucional.
El error de la generación
rivadaviana consistió en tomar el modelo europeo tal cual e intentar
trasplantarlo en la América, olvidando que las condiciones de desarrollo de la
población imposibilitaban tal empresa.
“Siempre nos ha parecido que nuestros problemas sociales son tan
sencillos, que es excusado ocurrir a la filosofía europea para resolverlos; y
que bastaría deducir del conocimiento de las condiciones de ser de nuestro país
unas cuantas bases o reglas de criterio, para poder marchar desembarazados
por la senda del verdadero progreso”.
“El punto de arranque para el deslinde de estas cuestiones deben ser nuestras leyes, nuestras costumbres, nuestro
estado social; determinar primero lo
que somos, y aplicando los principios, buscar lo que debemos ser, hacia qué
punto debemos gradualmente encaminarnos. Mostrar la práctica de las naciones cultas cuyo estado social sea más análogo al
nuestro y confrontar siempre los hechos con la teoría. No salir del terreno práctico, no
perderse en abstracciones; tener siempre clavado el ojo de la inteligencia
en las entrañas de nuestra sociedad...”
“Cada pueblo o sociedad, tiene sus condiciones peculiares de
existencia, que resultan de sus costumbres, de su historia, de sus necesidades físicas, intelectuales y morales, de la naturaleza
misma del suelo donde la providencia quiso que habitase y viviese
perpetuamente. En que un pueblo camine al desarrollo y ejercicio de su
actividad con arreglo a esas condiciones peculiares de su existencia, consiste
el progreso normal, el verdadero progreso”.
"Hacer obrar a un
pueblo en contra de las condiciones peculiares de su ser como pueblo
libre es malgastar su actividad, es desviarlo del progreso, encaminarlo al
retroceso. En conocer esas condiciones y utilizarlas consiste la ciencia y el
tino práctico del verdadero estadista”.
El Matadero (Charles Henri Pellegrini, 1830) |
Entrar en la senda del progreso era según los intelectuales de la época el objetivo de toda sociedad y correspondía a la consecuencia inmediata de la civilización. El progreso era, pues, una fatalidad de la que ninguna nación estaba exenta, una ley que se cumpliría siempre que se propusiese civilizar a la población. Así lo entiende el autor de 'El Matadero'; “El progreso es la ley de desarrollo y el fin necesario de toda sociedad libre; y Mayo fue la primera y grandiosa manifestación de que la sociedad argentina quería entrar en las vías del progreso”.
.
UNA REVOLUCIÓN IDEOLÓGICA
Echeverría manifiesta su adherencia a los medios pacíficos para llegar al poder. Se trataba de preparar progresivamente a la población priorizando el “no derramamiento de sangre”. Echeverría recuerda compartir estas ideas con sus compañeros; “Considerábamos que el país no estaba maduro para una revolución
material, y que ésta, lejos de darnos Patria, nos traería o una restauración
(la peor de todas las revoluciones) o la anarquía, o el predominio de nuevos
caudillos.
Creíamos que sólo sería útil una revolución
moral que marcase un progreso en la regeneración de nuestra Patria".
De cierta forma se expresa la intención de realizar un cambio de manera lenta pero que contara con la aprobación y el consentimiento de la población. Los cambios bruscos (como han expresado otros miembros de su generación), producen indefectiblemente una contrarrevolución y no son capaces de consolidarse en las mentes de la ciudadanía. Por esto es necesario la acción propagandística; "Creíamos que antes de apelar a las armas para conseguir ese fin, era preciso
difundir, por medio de una propaganda lenta pero incesante, las creencias
fraternizadoras, reanimar en los corazones el sentimiento de la patria
amortiguado por el desenfreno de la guerra civil y por los atentados de la
tiranía, y que sólo de ese modo se lograría derribarla sin derramamiento de
sangre”.
El Salón Literario de Marcos Sastre, Obra de Alberto M. Rossi |
“Queríamos que el pueblo pensase y obrase por sí, que se acostumbrase poco a poco a vivir colectivamente, a tomar parte en los intereses de su localidad comunes a todos, que palpase allí las ventajas del orden, de la paz y del trabajo común; encaminado a un fin común. Queríamos formarle en el partido una patria en pequeño, para que pudiese más fácilmente hacerse idea de la grande abstracción de la patria nacional; por eso invocamos: democracia".
Precisamente es la falta de preparación política de la población y la implantación de medidas bruscas, la causa del fracaso rivadaviano. El común de la gente, según el intelectual, no estaba preparada para llevar los destinos de la patria, acostumbradas al despotismo colonial y sin la superación consciente de ese estado, es inevitable caer en las garras de un nuevo tirano que viene a representar la restauración de todas las costumbres y prácticas anteriores a la revolución y contrarias a esta;
"La manía de gobernar por una parte, y la indolencia real y la supuesta
incapacidad del pueblo por otra, nos habían conducido gradualmente a una centralización
monstruosa, contraria al pensamiento democrático de Mayo, que absorbe y
aniquila toda la actividad nacional, al despotismo de Rosas”.
“Creíamos que
unitarios y federales desconociendo o violando las condiciones peculiares de
ser del pueblo argentino, habían llegado con diversos procederes al mismo
fin; al aniquilamiento de la actividad nacional: los unitarios sacándola de quicio y malgastando su energía en el vacío;
los federales sofocándola bajo el
peso de un despotismo brutal; y unos y otros apelando a la guerra.
Nuestra doctrina
resultaba de la condición peculiar de ser impuesta al pueblo argentino por la
revolución de Mayo; el principio de unidad de nuestra teoría social del
pensamiento de Mayo: la democracia”.
“Adoptábamos como legítima herencia las tradiciones progresivas de la revolución de Mayo con la mira de
perfeccionarlas o complementarlas. No hacíamos lo que han hecho las facciones; destruir lo obrado por su enemigo,
desconocerlo, y aniquilar así la tradición, y con ella todo germen de progreso”
“¿Qué quiere decir
Mayo? Emancipación, ejercicio de la actividad libre del pueblo argentino,
progreso: ¿por qué medio? Por medio de la organización de la libertad, la
fraternidad y la igualdad, por medio de la democracia”.
“Advertid, que así
como no hay sino un modo de ser, un modo de vida del pueblo
argentino, no hay sino una solución adecuada para todas nuestras cuestiones,
que consiste en hacer que la democracia argentina marche al desarrollo pacífico
y normal de su actividad en todo género, hasta constituirse en el tiempo
con el carácter peculiar de democracia argentina”.
“Apelar a la autoridad
de los pensadores europeos es introducir la anarquía, la confusión, el embrollo
en la solución de nuestras cuestiones; es hacer el oficio de abogados sofistas,
que a falta de razones, andan a caza de leyes y comentos para apuntalar su
causa: es confesar nuestra impotencia para comprender lo que somos”.
La religión moralizante como coto del desborde pasional de las masas
“Las cuestiones religiosas, generalmente interesan muy poco
a nuestros pensadores. Hemos desechado
el móvil más poderoso para moralizar y civilizar nuestras masas: no hay freno
humano ni divino que contenga las pasiones desbocadas.
¿Creéis vosotros, que habéis estado en el poder, que si el
sentimiento religioso se hubiera debidamente cultivado en nuestro país, ya que
no se daba enseñanza al pueblo, Rosas lo habría depravado tan fácilmente, ni
encontrado en él instrumentos tan dóciles para ese barbarismo antropófago que
tanto infama el nombre argentino?
A vosotros, filósofos, podrá bastaros la filosofía; pero al
pueblo, a nuestro pueblo, si le quitáis la religión ¿qué le dejáis?: apetitos
animales, pasiones sin freno; nada que lo consuele ni lo estimule a obrar bien.
¿Qué autoridad tendrá la moral ante sus ojos sin el sello divino de la sanción
religiosa?
Los sacerdotes hallaron más agrado y provecho en los debates
de la arena política. La tribuna vio con escándalo a esos tránsfugas de la
cátedra del Espíritu Santo, debatiendo con calor sin igual cuestiones
políticas, agravios de partido, pasiones e intereses terrestres; y últimamente,
los ha visto predicar venganza y exterminio para congraciarse con el tirano de
su patria".
Sobre la “ley de sufragio
universal del 14 de agosto de 1821”
Uno de los puntos más controvertidos de la exposición de
Echeverría es la crítica a la ley de sufragio universal de la administración de
Martín Rodriguez. La ley de la provincia de Buenos Aires de 14 de agosto de
1821, concedía el derecho de sufragio a "todo hombre libre, natural del país o avecindado en él, desde la edad
de veinte años, o antes si fuere emancipado".
Echeverría de acuerdo a su idea de progreso gradual entiende
que es necesario preparar el camino antes de ofrecer a la totalidad de la
población el “único acto soberano (salvo el de la fuerza) en que un pueblo como el nuestro hace alarde
de su soberanía”.
“No comprendemos la
mente del legislador al dictar semejante ley, cuando se ensayaba por primera
vez el sistema representativo entre nosotros, y se quería echar la planta de
instituciones sólidas.
El partido unitario
desconoció completamente el elemento democrático en nuestro país. Aferrado en
las teorías sociales de la Restauración en Francia, creyó que podría
plantificar en él de un soplo instituciones representativas, y que la autoridad
del gobierno bastaría para que ellas adquiriesen consistencia”.
“Debía ser
representada la propiedad raíz, la inmueble, la mercantil, la industrial, la
intelectual, que estaba en la cabeza de los doctores y de los clérigos por
privilegio exclusivo heredado de la colonia. Así surgieron de la oscuridad
una porción de nulidades.
El partido unitario no
tenía reglas locales de criterio socialista; desconoció el elemento
democrático; lo buscó en las ciudades, estaba en las campañas.
El partido unitario no
tenía reglas locales de criterio socialista; desconoció el elemento
democrático; lo buscó en las ciudades, estaba en las campañas. No tuvo fe en
el pueblo, en el ídolo que
endiosaba y menospreciaba a un tiempo. Su sistema electoral y
representativo fue una verdadera fantasmagoría.
Rosas tuvo más tino.
Echó mano del elemento democrático, lo explotó con destreza, se apoyó en su
poder para cimentar la tiranía.
La ley de 14 de agosto había dado de sí sus consecuencias lógicas.
Hecha para apoyar un sistema, contribuyó eficazmente a derribarlo”.
Echeverría muestra la cronología hasta el momento en que la
ley pierde todo su efecto al momento de Rosas entrar en la gobernación y exigir
la suma del poder público. Luego de la muerte de Dorrego,
Juan Manuel de Rosas es la principal figura política dentro del ámbito porteño.
Asume su primera gobernación en 1829. Terminado su mandato a fines de 1832 se
niega a reasumir ya que la Junta de Representantes no le renueva la posesión de
facultades extraordinarias. En diciembre es elegido gobernador Juan Ramón
Balcarce (federal doctrinario).
En este momento se produce el
quiebre entre Balcarce (en un primer momento de acuerdo con Rosas) y quien se
encontraba distrayéndose en el desierto.
Es en este momento dónde hace su
aparición la Sociedad Popular Restauradora apodada Mazorca, que viene a dar al
traste con el gobierno de Balcarce en la llamada Revolución de los
Restauradores. Rosas desde el desierto apoyó al movimiento y el otrora héroe de
la independencia renunció a su cargo como gobernador el 4 de noviembre de 1833.
Luego de pasar por la gobernación
Viamonte y Maza, Rosas asume su segundo mandato con la condición de contar con
la “suma del poder público”. Así lo resume Echeverría; “El partido federal se encarnó
al fin en Rosas por la muerte de Dorrego. Entró Balcarce al poder con el beneplácito de Rosas; los sufragantes
fueron suyos sin oposición. Se rebeló Balcarce
contra Rosas, hubo escisión entre los representantes y sufragantes y algún
barullo sin consecuencia. Rosas andaba por los desiertos aguaitando la
presa”.
“Cayó Balcarce al primer empuje, y entonces los sufragantes vinieron con
sus picas a intimar a nombre de Rosas a los representantes, que habían caducado
sus poderes legislativos”.
Se formó por renovación una Sala Rosista. Los sufragantes fueron
siempre del parecer del mandón. Volvieron a aparecer allí algunas de esas caras
estúpidas y marmóreas que estaban como incrustadas en los bancos de la Sala
desde su fundación.
Rosas quería la suma del poder, y los representantes se la dieron, aniquilándose a sí mismos, despedazando la ley por la cual existían como cuerpo deliberante; y el pueblo, los sufragantes, pusieron sin vacilar el sello de su legitimidad soberana sobre aquella sanción monstruosa de una turba de cobardes, de imbéciles y de traidores".
Rosas quería la suma del poder, y los representantes se la dieron, aniquilándose a sí mismos, despedazando la ley por la cual existían como cuerpo deliberante; y el pueblo, los sufragantes, pusieron sin vacilar el sello de su legitimidad soberana sobre aquella sanción monstruosa de una turba de cobardes, de imbéciles y de traidores".
Dado el evidente fracaso del
sistema de sufragio universal impuesto en 1821 por el gobierno de Martín
Rodriguez, Echeverría muestra su opinión respecto al tema y como veía la
Generación del ’37 el tema del sufragio; “Concebíamos entonces una forma de institución del sufragio, que sin
excluir a ninguno, utilizase a todos con arreglo a su capacidad para sufragar.
El partido municipal podía ser centro de acción primitiva del
sufragio, y pasando por dos o tres grados diferentes, llegar hasta la
representación; o concediendo a la propiedad solamente el derecho de sufragio
para representantes, el proletario llevaría temporariamente su voto a la urna
municipal del partido.
Sentíamos la necesidad de fijar una base que nos llevase por una serie de progresos graduales a la
perfección de la institución democrática”.
Caminábamos a la democracia, es decir, a la igualdad de clases.
"La igualdad de clases envuelve la libertad individual, la libertad civil
y la libertad política: cuando todos los
miembros de la Asociación estén en posesión plena y absoluta de estas
libertades y ejerzan de mancomún la soberanía, la democracia se habrá
definitivamente constituido sobre la base incontrastable de la igualdad de
clases. Caminábamos al sufragio universal.
La Prensa opositora
al régimen de Rosas
"La Francia estaba en entredicho con Rosas. La mazorca mostraba el cabo
de sus puñales en las galerías mismas de la Sala de Representantes. La vida en
Buenos Aires se iba haciendo intolerable.
La Francia declaró bloqueada a Buenos Aires el 5 de mayo de 1838. En la
República Argentina todos debieron ser de la opinión del Restaurador; sin
embargo, Rosas apeló al pueblo, y los sufragantes en una serie interminable de
pronunciamientos, con arreglo a la ley del año 21, testimoniaron ante el mundo
que Rosas tenía razón, y que había por parte de la Francia injuria y desafuero
contra la soberanía nacional. Por supuesto, que la mayoría de los sufragantes
no sabía en lo que consistía, ni lo que importaba esa lesión enorme del fuero
nacional.
Casi todos los argentinos en Montevideo y a su frente el partido unitario, fueron del parecer de Rosas y de los
sufragantes de Buenos Aires. Don Juan Cruz Varela formuló su pensamiento común
sobre la cuestión, en los siguientes versos muy aplaudidos entonces, tanto en
Montevideo como en Buenos Aires:
"¡Ah! si tu tirano supiese siquiera
Reprimir el vuelo de audacia extranjera
¡Y vengar insultos que no vengará!..."
Reprimir el vuelo de audacia extranjera
¡Y vengar insultos que no vengará!..."
Rosas había despropiado y encarcelado a súbditos franceses,
pretendiendo ejercer sobre ellos el derecho de vida y muerte que ejercía sobre
sus compatriotas. Rosas era el representante del principio colonial de
aislamiento retrógrado, marchaba a una contrarrevolución, no en beneficio de la
España sino de su despotismo.
El partido unitario
sólo vio en el bloqueo abuso de la fuerza en pro de la injusticia, y un
atentado contra la independencia nacional.
Pero los jóvenes redactores de El Nacional que
profesaban diversas doctrinas; que creían que el género humano es una sola
familia, y que nadie es extranjero en la patria universal, porque la ley
cristiana de la fraternidad es el vínculo común de la familia humana, cuya
patria es el universo…
Montevideo la ciudad en donde moriría Echeverría tras doce años de exilio |
Los emigrados argentinos debían considerarse aliados naturales de la
Francia o de cualquier otro pueblo que quisiera unirse a ellos para combatir al
despotismo bárbaro dominante en su patria.
Las cuestiones internacionales sobre bloqueo, alianza, mediación, intervención
europea en nuestros negocios, se ventilaron entonces con una lógica, una
dignidad, una elevación y novedad de ideas desconocida en nuestra prensa
periódica, y que no han igualado, los que después han tratado esas cuestiones;
y esa gloria pertenece exclusivamente a
los jóvenes redactores de El Nacional.
No es fácil determinar hasta qué punto pudieron influir sus opiniones
sobre el espíritu dominante en Montevideo; pero el hecho es que a poco tiempo
todos los emigrados argentinos adhirieron a ellas, y que el general Lavalle se embarcó el 3 de julio de 1839 para Martín García
en buques franceses.
Aquí Echeverría Admite que
cambian de parecer en cuanto las condiciones materiales están listas para un
golpe de Estado;
La fuerza de las cosas invirtió el primitivo plan de la Asociación. La
revolución material contra Rosas estaba en pie, aliada a un poder extraño.
Nuestro pensamiento fue llegar a ella después de una lenta predicación moral
que produjese la unión de las voluntades y las fuerzas por medio del vínculo de
un Dogma Socialista. Era preciso modificar el propósito, y marchar a la par de
los sucesos supervinientes".
El intento de derrocar al gobernador
fracasa. Lavalle es muerto luego de la batalla de Famaillá y Lamadrid es
derrotado en Rodeo del Medio, actos ambos que ponen fin a la escalada opositora.
Los opositores que se encontraban con los ejércitos deben emigrar a los países
vecinos.
Chile y Bolivia hospedaron a los dispersos. Allí, la juventud argentina
no se dio al ocio; dejó las armas y tomó la pluma.
Echeverría reconoce que de su
asociación de jóvenes es de donde han partido las plumas que realizan férrea
oposición al régimen desde el extranjero.
Todos los jóvenes que se han distinguido en la prensa chilena y
boliviana, excepto el señor Sarmiento que se incorporó después, son miembros de
la Asociación formada en Buenos Aires el año 37.
La juventud argentina en la proscripción desde el año 37 ha sostenido,
con una que otra excepción, por sí sola, el movimiento intelectual en el Plata;
y a su labor perseverante se debe en gran parte la difusión de ese caudal de
nociones políticas, literarias y económicas, etc.
La prensa en sus manos, comparada con la de épocas anteriores, ha
sufrido una transformación saludable, ganado inmensamente en moralidad, en elevación,
en doctrina; el público, con su ejemplo, se ha acostumbrado a leer artículos
bien pensados y bien escritos
DISCORDANCIAS
Los
apuntes biográficos del ‘Fraile’ Aldao
, y la vida de Facundo Quiroga, son
lo más completo y original que haya salido de la pluma de los jóvenes
proscriptos argentinos. No dudamos que estas obras serán especialmente
estimadas en el extranjero, por cuanto revelan
el mecanismo orgánico de nuestra sociabilidad y dan la clave para la
explicación de nuestros fenómenos sociales, tan incomprensibles en Europa.
El señor Sarmiento descubre,
además, en la vida de Quiroga, buenas dotes de historiador y bellísimos cuadros diseñados con las tintas
de la inspiración poética. Notamos, sin embargo, un vacío en la obra del señor
Sarmiento sobre Quiroga; la hallamos
poco dogmática. Hubiéramos deseado que el autor formulase su pensamiento
político para el porvenir e hiciese a todos palpables las lecciones que
encierra ese bosquejo animado que nos presenta de nuestra historia.
Indudablemente Echeverría abogaba
por la propaganda directa y efectiva dejando de lado los ornamentos literarios.
La obra de Sarmiento será de mucha utilidad en el extranjero ya que revela la
naturaleza de las pampas y su consecuencia en el establecimiento de un gobierno
tiránico. Pero, carece de efectividad proselitista y se pierde en ribetes y
metáforas.
A continuación Echeverría se
lamenta por aquellos que perdieron de vista la posición dogmática;
Hubiéramos querido que
no olvidasen que el año 37 formulamos un Dogma, en el cual llegamos a esta unidad generatriz y conservatriz, principio y fin de todo:
la democracia, hija primogénita de Mayo y condición sine qua
non del progreso normal de nuestro país. Entonces dijimos:
“Política, filosofía, religión, arte, ciencia, industria; toda la labor inteligente y material deberá encaminarse a fundar el imperio de la democracia".
"Política que tenga otra mira, no la queremos".
"Filosofía que no coopere a su desarrollo, la desechamos".
"Religión que no la sancione y la predique, no es la nuestra".
"Arte que no se anime de su espíritu y no sea la expresión de la vida individual y social, será infecundo".
"Ciencia que no la ilumine, inoportuna".
"Industria que no tienda a emancipar las masas y elevarlas a la igualdad, sino a concentrar la riqueza en pocas manos, la abominamos".
¿Qué nos importan las soluciones de la filosofía y de la política europea que no tiendan al fin que nosotros buscamos? ¿Acaso vivimos en aquel mundo?¿No es gastar la vida y el vigor de las facultades estérilmente, empeñarse en seguir el vuelo de esas especulaciones audaces?
“Política, filosofía, religión, arte, ciencia, industria; toda la labor inteligente y material deberá encaminarse a fundar el imperio de la democracia".
"Política que tenga otra mira, no la queremos".
"Filosofía que no coopere a su desarrollo, la desechamos".
"Religión que no la sancione y la predique, no es la nuestra".
"Arte que no se anime de su espíritu y no sea la expresión de la vida individual y social, será infecundo".
"Ciencia que no la ilumine, inoportuna".
"Industria que no tienda a emancipar las masas y elevarlas a la igualdad, sino a concentrar la riqueza en pocas manos, la abominamos".
¿Qué nos importan las soluciones de la filosofía y de la política europea que no tiendan al fin que nosotros buscamos? ¿Acaso vivimos en aquel mundo?¿No es gastar la vida y el vigor de las facultades estérilmente, empeñarse en seguir el vuelo de esas especulaciones audaces?
Monumento a Esteban Echeverria Florida y M.T de Alvear, Buenos Aires |
Si mañana cayese Rosas y
nos llamase el poder, ¿podríamos desenvolvernos con ellas y ver claro en el
caos de nuestras cosas? ¿Qué programa de porvenir presentaríamos que
satisficiese las necesidades del país, sin un conocimiento completo de su modo
de ser como pueblo?
Es indudable el carácter práctico del pensamiento del
fundador de la “Asociación de Mayo”.
¿Qué cosa será, pues,
la Patria? La Libertad. Vosotros peleáis por gozar del derecho de vivir en
vuestra tierra al lado de vuestra familia, sin que nadie os incomode, ni os
persiga; por trabajar sin traba alguna en la adquisición de vuestro bienestar; peleáis
porque vuestro yo individual recobre el señorío magnífico que en Mayo
le regaló la Providencia y del cual Rosas os despojó violentamente.
Pero Rosas y los suyos también vociferan "Patria y
Libertad". ¿Qué quiere decir eso? Que ellos y vosotros entendéis de
diverso modo la Libertad, y por eso sois enemigos y no podéis gozar en común de
ese derecho.
Rosas entiende por
Libertad, el predominio exclusivo de su yo o su voluntad.
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