domingo, 26 de febrero de 2012

Una Ojeda Retrospectiva a Esteban Echeverría


Parte del pensamiento de Esteban Echeverría (1805-1851) puede inferirse de la lectura de un texto de su autoría titulado “Ojeada Retrospectiva del Dogma Socialista” publicado en Montevideo en 1846. En el documento, el autor, explica cuales han sido las motivaciones, los desafíos y los logros de la “Asociación de Mayo”; que era lo que se proponía esa organización y por qué se diferenciaban de las tradicionales facciones. Además, el iniciador del romanticismo rioplatense, se propone repasar el desempeño de los distintos miembros posteriormente exiliados, dentro de la prensa opositora a Rosas, desde el momento de constitución del grupo hasta su presente. 
El rechazo de toda doctrina que carezca de aplicación práctica es una de las características del pensamiento de su asociación, a su vez que rechaza de plano a toda filosofía europea que no mantenga un punto de contacto con la naturaleza de este suelo, dando lugar así, al arribo del pensamiento de carácter romántico a las costas rioplatenses.

A fines de mayo de 1837 cuando los jóvenes comenzaban a reunirse en la librería de Marcos Sastre, “La sociedad argentina estaba dividida en dos facciones irreconciliables, que se habían largo tiempo despedazado en los campos de batalla: la facción federal vencedora, que se apoyaba en las masas populares y era la expresión genuina de sus instintos semibárbaros y la facción unitaria, minoría vencida, con buenas tendencias, pero sin bases locales de criterio socialista, y algo antipática por sus arranques soberbios de exclusivismo y supremacía”. Echeverría habla aquí de facciones (y no partidos) en tanto se trata de un montón de personas agrupadas en torno a un interés y ya no representando un ideal. Las disputas entre estos dos grupos son vistas por estos jóvenes como vacías de contenido ideológico y desencausados de los lineamientos de "libertad, igualdad y fraternidad" que había marcado la Revolución de Mayo. De esta manera el autor describe la posición distante de su generación que reclamaba un lugar dentro de la arena política de la Argentina de entonces: “Había crecido, sin mezclarse en esas guerras fratricidas, ni participar de esos odios, en el seno de esa sociedad una generación nueva, que por su edad, su educación, su posición debía aspirar y aspiraba a ocuparse de la cosa pública”.
Echeverría explica que estos jóvenes, si bien tenían más simpatía por los unitarios, no compartían con estos la idea netamente europeizante y tildaban de reaccionarios a los viejos miembros del partido, quienes soñaban con una ya imposible restauración del sistema de unidad.
“Los unitarios habían dejado el rastro de una tradición progresista en una época más fecunda en esperanzas efímeras que en realidades útiles; sofistas brillantes, habían aparecido en el horizonte de la Patria, eran los vencidos, los proscriptos, los liberales, los que querían un régimen constitucional para el país. La generación nueva, educada en escuelas fundadas por ellos, acostumbrada a mirarlos con veneración en su infancia, debía tenerles simpatía, o ser menos federal que unitaria. Esa simpatía, movimiento espontáneo del corazón, no tenía raíz alguna en la razón y el convencimiento”.
Más allá de la simpatía que como dice Echeverría no tenía una raíz en la razón y por lo tanto no les servía para lograr un convencimiento firme y elaborar una doctrina fundamentada. Los unitarios al querer hacer de la Argentina una Nueva Europa, se habían equivocado en ignorar las condiciones particulares de estos lugares. En este aspecto residirá la principal diferencia entre los románticos de la Generación del '37 y el sistema rivadaviano.
El sentimiento de diferenciación de los jóvenes se explica en las siguientes palabras del escritor; generación nueva que unitarizaban los federales, y federalizaban los unitarios, rechazada a un tiempo del gremio de ambas facciones. Heredera legítima de la religión de la Patria buscaba en vano en esas banderas enemigas el símbolo elocuente de esa religión”.
Las distintas facciones habían perdido el rumbo trazado por la Revolución de Mayo. Es así como la “agrupación de Mayo” cree ver en su generación, a la encargada de encarrilar al país en la verdadera senda del patriotismo iniciada en 1810 y perdida en el trayecto del tiempo en medio de las guerras fratricidas.


EL ROMANTICISMO EN EL RÍO DE LA PLATA

La corriente romanticista tiende a exaltar al ser nacional, y todo lo que forma parte de su entorno. El clima y la geografía particular de estos lugares le imprimen al habitante de estas tierras sus características y todo esto debe de ser tenido en cuenta a la hora de organizar institucionalmente el país. Esta serie de hechos era lo que los unitarios, en su racionalismo puro, habían despreciado y era en parte la causa de su fracaso. Los románticos venían, entonces, a determinar el verdadero tipo nacional y a partir de conocer su esencia, indicar el camino a tomar en el orden institucional.
El error de la generación rivadaviana consistió en tomar el modelo europeo tal cual e intentar trasplantarlo en la América, olvidando que las condiciones de desarrollo de la población imposibilitaban tal empresa.  
Siempre nos ha parecido que nuestros problemas sociales son tan sencillos, que es excusado ocurrir a la filosofía europea para resolverlos; y que bastaría deducir del conocimiento de las condiciones de ser de nuestro país unas cuantas bases o reglas de criterio, para poder marchar desembarazados por la senda del verdadero progreso”.
El punto de arranque para el deslinde de estas cuestiones deben ser nuestras leyes, nuestras costumbres, nuestro estado social; determinar primero lo que somos, y aplicando los principios, buscar lo que debemos ser, hacia qué punto debemos gradualmente encaminarnos. Mostrar la práctica de las naciones cultas cuyo estado social sea más análogo al nuestro y confrontar siempre los hechos con la teoría. No salir del terreno práctico, no perderse en abstracciones; tener siempre clavado el ojo de la inteligencia en las entrañas de nuestra sociedad...”
“Cada pueblo o sociedad, tiene sus condiciones peculiares de existencia, que resultan de sus costumbres, de su historia, de sus necesidades físicas, intelectuales y morales, de la naturaleza misma del suelo donde la providencia quiso que habitase y viviese perpetuamente. En que un pueblo camine al desarrollo y ejercicio de su actividad con arreglo a esas condiciones peculiares de su existencia, consiste el progreso normal, el verdadero progreso”.
"Hacer obrar a un pueblo en contra de las condiciones peculiares de su ser como pueblo libre es malgastar su actividad, es desviarlo del progreso, encaminarlo al retroceso. En conocer esas condiciones y utilizarlas consiste la ciencia y el tino práctico del verdadero estadista”.


El Matadero (Charles Henri Pellegrini, 1830)
Entrar en la senda del progreso era según los intelectuales de la época el objetivo de toda sociedad y correspondía a la consecuencia inmediata de la civilización. El progreso era, pues, una fatalidad de la que ninguna nación estaba exenta, una ley que se cumpliría siempre que se propusiese civilizar a la población. Así lo entiende el autor de 'El Matadero'; “El progreso es la ley de desarrollo y el fin necesario de toda sociedad libre; y Mayo fue la primera y grandiosa manifestación de que la sociedad argentina quería entrar en las vías del progreso”.

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UNA REVOLUCIÓN IDEOLÓGICA

Echeverría manifiesta su adherencia a los medios pacíficos para llegar al poder. Se trataba de preparar progresivamente a la población priorizando el “no derramamiento de sangre”. Echeverría recuerda   compartir estas ideas con sus compañeros; “Considerábamos que el país no estaba maduro para una revolución material, y que ésta, lejos de darnos Patria, nos traería o una restauración (la peor de todas las revoluciones) o la anarquía, o el predominio de nuevos caudillos.
Creíamos que sólo sería útil una revolución moral que marcase un progreso en la regeneración de nuestra Patria".
De cierta forma se expresa la intención de realizar un cambio de manera lenta pero que contara con la aprobación y el consentimiento de la población. Los cambios bruscos (como han expresado otros miembros de su generación), producen indefectiblemente una contrarrevolución y no son capaces de consolidarse en las mentes de la ciudadanía. Por esto es necesario la acción propagandística; "Creíamos que antes de apelar a las armas para conseguir ese fin, era preciso difundir, por medio de una propaganda lenta pero incesante, las creencias fraternizadoras, reanimar en los corazones el sentimiento de la patria amortiguado por el desenfreno de la guerra civil y por los atentados de la tiranía, y que sólo de ese modo se lograría derribarla sin derramamiento de sangre”.

El Salón Literario de Marcos Sastre, Obra de Alberto M. Rossi

                     
“Queríamos que el pueblo pensase y obrase por sí, que se acostumbrase poco a poco a vivir colectivamente, a tomar parte en los intereses de su localidad comunes a todos, que palpase allí las ventajas del orden, de la paz y del trabajo común; encaminado a un fin común. Queríamos formarle en el partido una patria en pequeño, para que pudiese más fácilmente hacerse idea de la grande abstracción de la patria nacional; por eso invocamos: democracia".
Precisamente es la falta de preparación política de la población y la implantación de medidas bruscas, la causa del fracaso rivadaviano. El común de la gente, según el intelectual, no estaba preparada para llevar los destinos de la patria, acostumbradas al despotismo colonial y sin la superación consciente de ese estado, es inevitable caer en las garras de un nuevo tirano que viene a representar la restauración de todas las costumbres y prácticas anteriores a la revolución y contrarias a esta; 
"La manía de gobernar por una parte, y la indolencia real y la supuesta incapacidad del pueblo por otra, nos habían conducido gradualmente a una centralización monstruosa, contraria al pensamiento democrático de Mayo, que absorbe y aniquila toda la actividad nacional, al despotismo de Rosas”.


 LOS IDEALES DE MAYO

“Creíamos que unitarios y federales desconociendo o violando las condiciones peculiares de ser del pueblo argentino, habían llegado con diversos procederes al mismo fin; al aniquilamiento de la actividad nacional: los unitarios sacándola de quicio y malgastando su energía en el vacío; los federales sofocándola bajo el peso de un despotismo brutal; y unos y otros apelando a la guerra.
Nuestra doctrina resultaba de la condición peculiar de ser impuesta al pueblo argentino por la revolución de Mayo; el principio de unidad de nuestra teoría social del pensamiento de Mayo: la democracia”.
Adoptábamos como legítima herencia las tradiciones progresivas de la revolución de Mayo con la mira de perfeccionarlas o complementarlas. No hacíamos lo que han hecho las facciones; destruir lo obrado por su enemigo, desconocerlo, y aniquilar así la tradición, y con ella todo germen de progreso
“¿Qué quiere decir Mayo? Emancipación, ejercicio de la actividad libre del pueblo argentino, progreso: ¿por qué medio? Por medio de la organización de la libertad, la fraternidad y la igualdad, por medio de la democracia”.
“Advertid, que así como no hay sino un modo de ser, un modo de vida del pueblo argentino, no hay sino una solución adecuada para todas nuestras cuestiones, que consiste en hacer que la democracia argentina marche al desarrollo pacífico y normal de su actividad en todo género, hasta constituirse en el tiempo con el carácter peculiar de democracia argentina”.
“Apelar a la autoridad de los pensadores europeos es introducir la anarquía, la confusión, el embrollo en la solución de nuestras cuestiones; es hacer el oficio de abogados sofistas, que a falta de razones, andan a caza de leyes y comentos para apuntalar su causa: es confesar nuestra impotencia para comprender lo que somos”.

  
La religión moralizante como coto del desborde pasional de las masas

Las cuestiones religiosas, generalmente interesan muy poco a nuestros pensadores.  Hemos desechado el móvil más poderoso para moralizar y civilizar nuestras masas: no hay freno humano ni divino que contenga las pasiones desbocadas.
¿Creéis vosotros, que habéis estado en el poder, que si el sentimiento religioso se hubiera debidamente cultivado en nuestro país, ya que no se daba enseñanza al pueblo, Rosas lo habría depravado tan fácilmente, ni encontrado en él instrumentos tan dóciles para ese barbarismo antropófago que tanto infama el nombre argentino?
A vosotros, filósofos, podrá bastaros la filosofía; pero al pueblo, a nuestro pueblo, si le quitáis la religión ¿qué le dejáis?: apetitos animales, pasiones sin freno; nada que lo consuele ni lo estimule a obrar bien. ¿Qué autoridad tendrá la moral ante sus ojos sin el sello divino de la sanción religiosa?
Los sacerdotes hallaron más agrado y provecho en los debates de la arena política. La tribuna vio con escándalo a esos tránsfugas de la cátedra del Espíritu Santo, debatiendo con calor sin igual cuestiones políticas, agravios de partido, pasiones e intereses terrestres; y últimamente, los ha visto predicar venganza y exterminio para congraciarse con el tirano de su patria".


Sobre la “ley de sufragio universal del 14 de agosto de 1821”

Uno de los puntos más controvertidos de la exposición de Echeverría es la crítica a la ley de sufragio universal de la administración de Martín Rodriguez. La ley de la provincia de Buenos Aires de 14 de agosto de 1821, concedía el derecho de sufragio a "todo hombre libre, natural del país o avecindado en él, desde la edad de veinte años, o antes si fuere emancipado".
Echeverría de acuerdo a su idea de progreso gradual entiende que es necesario preparar el camino antes de ofrecer a la totalidad de la población el “único acto soberano (salvo el de la fuerza) en que un pueblo como el nuestro hace alarde de su soberanía”.
“No comprendemos la mente del legislador al dictar semejante ley, cuando se ensayaba por primera vez el sistema representativo entre nosotros, y se quería echar la planta de instituciones sólidas.
El partido unitario desconoció completamente el elemento democrático en nuestro país. Aferrado en las teorías sociales de la Restauración en Francia, creyó que podría plantificar en él de un soplo instituciones representativas, y que la autoridad del gobierno bastaría para que ellas adquiriesen consistencia”.
Debía ser representada la propiedad raíz, la inmueble, la mercantil, la industrial, la intelectual, que estaba en la cabeza de los doctores y de los clérigos por privilegio exclusivo heredado de la colonia. Así surgieron de la oscuridad una porción de nulidades.
El partido unitario no tenía reglas locales de criterio socialista; desconoció el elemento democrático; lo buscó en las ciudades, estaba en las campañas.
El partido unitario no tenía reglas locales de criterio socialista; desconoció el elemento democrático; lo buscó en las ciudades, estaba en las campañas. No tuvo fe en el pueblo, en el ídolo que endiosaba y menospreciaba a un tiempo. Su sistema electoral y representativo fue una verdadera fantasmagoría.
Rosas tuvo más tino. Echó mano del elemento democrático, lo explotó con destreza, se apoyó en su poder para cimentar la tiranía. 
La ley de 14 de agosto había dado de sí sus consecuencias lógicas. Hecha para apoyar un sistema, contribuyó eficazmente a derribarlo”.
Echeverría muestra la cronología hasta el momento en que la ley pierde todo su efecto al momento de Rosas entrar en la gobernación y exigir la suma del poder público. Luego de la muerte de Dorrego, Juan Manuel de Rosas es la principal figura política dentro del ámbito porteño. Asume su primera gobernación en 1829. Terminado su mandato a fines de 1832 se niega a reasumir ya que la Junta de Representantes no le renueva la posesión de facultades extraordinarias. En diciembre es elegido gobernador Juan Ramón Balcarce (federal doctrinario).
En este momento se produce el quiebre entre Balcarce (en un primer momento de acuerdo con Rosas) y quien se encontraba distrayéndose en el desierto.
Es en este momento dónde hace su aparición la Sociedad Popular Restauradora apodada Mazorca, que viene a dar al traste con el gobierno de Balcarce en la llamada Revolución de los Restauradores. Rosas desde el desierto apoyó al movimiento y el otrora héroe de la independencia renunció a su cargo como gobernador el 4 de noviembre de 1833.
Luego de pasar por la gobernación Viamonte y Maza, Rosas asume su segundo mandato con la condición de contar con la “suma del poder público”. Así lo resume Echeverría; “El partido federal se encarnó al fin en Rosas por la muerte de Dorrego. Entró Balcarce al poder con el beneplácito de Rosas; los sufragantes fueron suyos sin oposición. Se rebeló Balcarce contra Rosas, hubo escisión entre los representantes y sufragantes y algún barullo sin consecuencia. Rosas andaba por los desiertos aguaitando la presa”.
“Cayó Balcarce al primer empuje, y entonces los sufragantes vinieron con sus picas a intimar a nombre de Rosas a los representantes, que habían caducado sus poderes legislativos”.
Se formó por renovación una Sala Rosista. Los sufragantes fueron siempre del parecer del mandón. Volvieron a aparecer allí algunas de esas caras estúpidas y marmóreas que estaban como incrustadas en los bancos de la Sala desde su fundación.
Rosas quería la suma del poder, y los representantes se la dieron, aniquilándose a sí mismos, despedazando la ley por la cual existían como cuerpo deliberante; y el pueblo, los sufragantes, pusieron sin vacilar el sello de su legitimidad soberana sobre aquella sanción monstruosa de una turba de cobardes, de imbéciles y de traidores"
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Dado el evidente fracaso del sistema de sufragio universal impuesto en 1821 por el gobierno de Martín Rodriguez, Echeverría muestra su opinión respecto al tema y como veía la Generación del ’37 el tema del sufragio; “Concebíamos entonces una forma de institución del sufragio, que sin excluir a ninguno, utilizase a todos con arreglo a su capacidad para sufragar. El partido municipal podía ser centro de acción primitiva del sufragio, y pasando por dos o tres grados diferentes, llegar hasta la representación; o concediendo a la propiedad solamente el derecho de sufragio para representantes, el proletario llevaría temporariamente su voto a la urna municipal del partido.
Sentíamos la necesidad de fijar una base que nos llevase por una serie de progresos graduales a la perfección de la institución democrática”.
Caminábamos a la democracia, es decir, a la igualdad de clases. "La igualdad de clases envuelve la libertad individual, la libertad civil y la libertad política: cuando todos los miembros de la Asociación estén en posesión plena y absoluta de estas libertades y ejerzan de mancomún la soberanía, la democracia se habrá definitivamente constituido sobre la base incontrastable de la igualdad de clases. Caminábamos al sufragio universal.


La Prensa opositora al régimen de Rosas

"La Francia estaba en entredicho con Rosas. La mazorca mostraba el cabo de sus puñales en las galerías mismas de la Sala de Representantes. La vida en Buenos Aires se iba haciendo intolerable.
La Francia declaró bloqueada a Buenos Aires el 5 de mayo de 1838. En la República Argentina todos debieron ser de la opinión del Restaurador; sin embargo, Rosas apeló al pueblo, y los sufragantes en una serie interminable de pronunciamientos, con arreglo a la ley del año 21, testimoniaron ante el mundo que Rosas tenía razón, y que había por parte de la Francia injuria y desafuero contra la soberanía nacional. Por supuesto, que la mayoría de los sufragantes no sabía en lo que consistía, ni lo que importaba esa lesión enorme del fuero nacional.
Casi todos los argentinos en Montevideo y a su frente el partido unitario, fueron del parecer de Rosas y de los sufragantes de Buenos Aires. Don Juan Cruz Varela formuló su pensamiento común sobre la cuestión, en los siguientes versos muy aplaudidos entonces, tanto en Montevideo como en Buenos Aires:
"¡Ah! si tu tirano supiese siquiera
Reprimir el vuelo de audacia extranjera
¡Y vengar insultos que no vengará!..."

Rosas había despropiado y encarcelado a súbditos franceses, pretendiendo ejercer sobre ellos el derecho de vida y muerte que ejercía sobre sus compatriotas. Rosas era el representante del principio colonial de aislamiento retrógrado, marchaba a una contrarrevolución, no en beneficio de la España sino de su despotismo.
El partido unitario sólo vio en el bloqueo abuso de la fuerza en pro de la injusticia, y un atentado contra la independencia nacional.


Montevideo la ciudad en donde moriría Echeverría tras doce años de exilio
Pero los jóvenes redactores de El Nacional que profesaban diversas doctrinas; que creían que el género humano es una sola familia, y que nadie es extranjero en la patria universal, porque la ley cristiana de la fraternidad es el vínculo común de la familia humana, cuya patria es el universo…
Los emigrados argentinos debían considerarse aliados naturales de la Francia o de cualquier otro pueblo que quisiera unirse a ellos para combatir al despotismo bárbaro dominante en su patria.

Las cuestiones internacionales sobre bloqueo, alianza, mediación, intervención europea en nuestros negocios, se ventilaron entonces con una lógica, una dignidad, una elevación y novedad de ideas desconocida en nuestra prensa periódica, y que no han igualado, los que después han tratado esas cuestiones; y esa gloria pertenece exclusivamente a los jóvenes redactores de El Nacional.
No es fácil determinar hasta qué punto pudieron influir sus opiniones sobre el espíritu dominante en Montevideo; pero el hecho es que a poco tiempo todos los emigrados argentinos adhirieron a ellas, y que el general Lavalle se embarcó el 3 de julio de 1839 para Martín García en buques franceses.
Aquí Echeverría Admite que cambian de parecer en cuanto las condiciones materiales están listas para un golpe de Estado;
La fuerza de las cosas invirtió el primitivo plan de la Asociación. La revolución material contra Rosas estaba en pie, aliada a un poder extraño. Nuestro pensamiento fue llegar a ella después de una lenta predicación moral que produjese la unión de las voluntades y las fuerzas por medio del vínculo de un Dogma Socialista. Era preciso modificar el propósito, y marchar a la par de los sucesos supervinientes".
El intento de derrocar al gobernador fracasa. Lavalle es muerto luego de la batalla de Famaillá y Lamadrid es derrotado en Rodeo del Medio, actos ambos que ponen fin a la escalada opositora. Los opositores que se encontraban con los ejércitos deben emigrar a los países vecinos.
Chile y Bolivia hospedaron a los dispersos. Allí, la juventud argentina no se dio al ocio; dejó las armas y tomó la pluma.
Echeverría reconoce que de su asociación de jóvenes es de donde han partido las plumas que realizan férrea oposición al régimen desde el extranjero.
Todos los jóvenes que se han distinguido en la prensa chilena y boliviana, excepto el señor Sarmiento que se incorporó después, son miembros de la Asociación formada en Buenos Aires el año 37.
La juventud argentina en la proscripción desde el año 37 ha sostenido, con una que otra excepción, por sí sola, el movimiento intelectual en el Plata; y a su labor perseverante se debe en gran parte la difusión de ese caudal de nociones políticas, literarias y económicas, etc.
La prensa en sus manos, comparada con la de épocas anteriores, ha sufrido una transformación saludable, ganado inmensamente en moralidad, en elevación, en doctrina; el público, con su ejemplo, se ha acostumbrado a leer artículos bien pensados y bien escritos


DISCORDANCIAS

 Los apuntes biográficos del ‘Fraile’ Aldao , y la vida de Facundo Quiroga, son lo más completo y original que haya salido de la pluma de los jóvenes proscriptos argentinos. No dudamos que estas obras serán especialmente estimadas en el extranjero, por cuanto revelan el mecanismo orgánico de nuestra sociabilidad y dan la clave para la explicación de nuestros fenómenos sociales, tan incomprensibles en Europa.
El señor Sarmiento descubre, además, en la vida de Quiroga, buenas dotes de historiador  y bellísimos cuadros diseñados con las tintas de la inspiración poética. Notamos, sin embargo, un vacío en la obra del señor Sarmiento sobre Quiroga; la hallamos poco dogmática. Hubiéramos deseado que el autor formulase su pensamiento político para el porvenir e hiciese a todos palpables las lecciones que encierra ese bosquejo animado que nos presenta de nuestra historia.
Indudablemente Echeverría abogaba por la propaganda directa y efectiva dejando de lado los ornamentos literarios. La obra de Sarmiento será de mucha utilidad en el extranjero ya que revela la naturaleza de las pampas y su consecuencia en el establecimiento de un gobierno tiránico. Pero, carece de efectividad proselitista y se pierde en ribetes y metáforas.
A continuación Echeverría se lamenta por aquellos que perdieron de vista la posición dogmática;
Hubiéramos querido que no olvidasen que el año 37 formulamos un Dogma, en el cual llegamos a esta unidad generatriz y conservatriz, principio y fin de todo: la democracia, hija primogénita de Mayo y condición sine qua non del progreso normal de nuestro país. Entonces dijimos:
  “Política, filosofía, religión, arte, ciencia, industria; toda la labor inteligente y material deberá encaminarse a fundar el imperio de la democracia".
   "Política que tenga otra mira, no la queremos".
   "Filosofía que no coopere a su desarrollo, la desechamos".
   "Religión que no la sancione y la predique, no es la nuestra".
  "Arte que no se anime de su espíritu y no sea la expresión de la vida individual y social, será infecundo".
   "Ciencia que no la ilumine, inoportuna".
  "Industria que no tienda a emancipar las masas y elevarlas a la igualdad, sino a concentrar la riqueza en pocas manos, la abominamos".
¿Qué nos importan las soluciones de la filosofía y de la política europea que no tiendan al fin que nosotros buscamos? ¿Acaso vivimos en aquel mundo?¿No es gastar la vida y el vigor de las facultades estérilmente, empeñarse en seguir el vuelo de esas especulaciones audaces?
Monumento a Esteban Echeverria
Florida y M.T de Alvear, Buenos Aires
¿Se entendían acaso en el Congreso, los unitarios a nombre de los publicistas de la Restauración francesa, y Dorrego y su séquito a nombre de los Estados Unidos, mientras el pueblo embobado oía automáticamente sus brillantes y sofísticas discusiones?
Si mañana cayese Rosas y nos llamase el poder, ¿podríamos desenvolvernos con ellas y ver claro en el caos de nuestras cosas? ¿Qué programa de porvenir presentaríamos que satisficiese las necesidades del país, sin un conocimiento completo de su modo de ser como pueblo?
Es indudable el carácter práctico del pensamiento del fundador de la “Asociación de Mayo”.

¿Qué cosa será, pues, la Patria? La Libertad. Vosotros peleáis por gozar del derecho de vivir en vuestra tierra al lado de vuestra familia, sin que nadie os incomode, ni os persiga; por trabajar sin traba alguna en la adquisición de vuestro bienestar; peleáis porque vuestro yo individual recobre el señorío magnífico que en Mayo le regaló la Providencia y del cual Rosas os despojó violentamente.
Pero Rosas y los suyos también vociferan "Patria y Libertad". ¿Qué quiere decir eso? Que ellos y vosotros entendéis de diverso modo la Libertad, y por eso sois enemigos y no podéis gozar en común de ese derecho.

Rosas entiende por Libertad, el predominio exclusivo de su yo o su voluntad.



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