martes, 6 de noviembre de 2012

La Supervivencia del Más Apto

"Las sociedades humanas pueden estudiarse con el mismo criterio que los naturalistas aplican al estudio de otras sociedades animales. La sociología es una ciencia natural que estudia la evolución general de la humanidad y la evolución particular de los grupos que la componen".
Con estas oraciones el pensador argentino de origen italiano, José Ingenieros, comienza a esbozar su obra titulada "La Sociología Argentina", dentro de la cual se pretende desarrollar un sistema de pensamiento tendiente a explicar la vida del hombre a modo de como los naturalistas lo hacen con las comunidades animales.
"Las razas, naciones, tribus y todos los agregados humanos, son colonias animales organizadas de acuerdo con las condiciones de subsistencia propias de la especie; su evolución en la superficie de la tierra es un hecho tan natural como la evolución de una colonia microbiana". 
La idea no era nueva, ni circunscripta a los límites de la Argentina. En la principal obra del naturalista inglés Charles Darwin "El origen de las especies por selección natural" se enunciaba a modo general: 
"Como de cada especie nacen muchos más individuos de los que pueden sobrevivir, y como, en consecuencia, hay una lucha por la vida, que se repite frecuentemente, se sigue que todo ser, si varía, por débilmente que sea, de algún modo provechoso para él bajo las complejas y a veces variables condiciones de la vida, tendrá mayor probabilidad de sobrevivir y, de ser así, será naturalmente seleccionado".
José Ingenieros
Por otra parte, el sociologo Herbert Spencer, influído por este y por las teorías sobre la evolución de otro naturalista Jean-Baptiste Lamarck llegó a utilizar por vez primera en el estudio de las sociedades humanas, los conceptos de estructura y función. Elaboró un sistema de filosofía llamada evolucionista, en la que considera la evolución natural como clave de toda la realidad, a partir de cuya ley mecánico-materialista cabe explicar cualquier nivel progresivo: la materia, lo biológico, lo psíquico, lo social, etc.
Más fuerte aún es la influencia ejercida a partir del positivismo de Comte y Saint-Simon; corriente filosófica que afirma que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico, y que tal conocimiento solamente puede surgir de la afirmación de las teorías a través del método científico.
A partir de aquí la aplicación del método científico que el hombre había utilizado para el estudio del mundo orgánico material, se vuelve hacia sí mismo con la tendencia sociológica de aplicar el método de las ciencias exactas al estudio de lo puramente humano, entendido esto último como el aspecto espiritual. Pasa así, el hombre a formar una más de las especies en observación, careciéndose según este método de muchos de los aspectos que diferencian al hombre de las restantes especies que habitan la faz de la tierra. El hombre se deshumaniza y se encierra en el laboratorio con el doble objeto de ser sujeto observador y observado, aplicando a su estudio la misma rigurosidad que se aplicara al estudio de las restantes ciencias exactas.
El ansia de aplicar el conocimiento científico para el mejoramiento de la raza humana y llevarlo por la senda del progreso material fueron las motivaciones de quienes propagaron estas ideas. La idea del progreso fue una de las principales nociones regidoras de la vida de los estados occidentales a partir de la segunda mitad del siglo XIX. En la Argentina la noción fue recogida de manera fragmentaria por Sarmiento el cual con su slogan de "civilización y barbarie" dejaba entrever que existían pueblos cuya naturaleza era propicia para el progreso y otros pueblos que por su naturaleza no eran aptos para la civilización. En todos los casos las características se encontraban en los genes y nada podía hacerse para modificar la situación.

Ya en el año 1908 José Ingenieros nos dice:
"La humanidad nos ofrece el caso de una especie animal luchando por la vida con otras y procurando adaptarse, en grupos, a un medio físico limitado: la corteza de la tierra. Como este medio físico no es homogéneo  los grupos de la especie presentan variedades resultantes de sus heterogéneas condiciones de adaptación".
Así el multifácetico Giuseppe Ingegnieri intenta dar una explicación a las desigualdades físicas entre los hombres. En la teoría darwiniana, la interacción con el medio es lo que explica las diferencias físicas, el cual uno de sus efectos será la diferente capacidad de adaptación al ambiente en el que se vive, determinando en última instancia que, en un determinado lapso temporal, algunos grupos de hombres con características diferenciables (razas) subsistan y otros perezcan. De esta forma:
"(las) causas naturales determinan la desigualdad de las razas; por la interferencia de otros factores, esos grupos evolucionan y constituyen las nacionalidades, que son agregados sociales transitorios en el tiempo infinito".
Charles Darwin, padre del evolucionismo
El médico siciliano define a la evolución humana como una "continua variación de la especie bajo la influencia del medio en que vive. Por ser una especie viviente está sometida a leyes biológicas y por ser capaz de vivir en agregados sociales, se subordina a leyes sociológicas, que dependen de aquellas". Queda claro de esta manera que el hecho de ser el hombre un ser viviente, está sometido indefectiblemente a las leyes biológicas que rigen para toda especie. Inmediatamente Ingenieros agrega, que por vivir en agregados sociales, se subordina a leyes sociológicas. Y aquí es dónde parece residir su error. El hombre es ser viviente que además vive en sociedad pero no necesariamente por ello debe someterse a leyes sociológicas de la rigurosidad de las ciencias exactas por el hecho de vivir en sociedad. Vivir en sociedad no es causa de que el hombre se someta a leyes invariables al estilo de las leyes naturales. En todo caso adherir a esta clase de ideas sería tratar de normalizar desde el mundo natural, un aspecto que el hombre mismo puede reglar dada su conciencia y su libertad esencial que posee por el hecho de ser hombre. Pero sigamos con Ingegnieri: 
"Los diversos grupos sociales necesitan adaptarse a su medio y están sometidos al principio biológico de la lucha por la vida, lo mismo que las especies gregarias. Esa condición de vivir en grupos determina modificaciones colectivas, subordinadas al cambio incesante de sus condiciones de adaptación y selección natural".
Más adelante el intelectual ítalo-argentino observa que la asociación para la lucha por la vida "no es un fenómeno exclusivo de las sociedades humanas"; 
"Un carácter importante para ciertas especies es la posibilidad de vivir en colonias organizadas, es decir, en agregados cuyos individuos sean capaces de división del trabajo, especializándose en el desempeño de funciones útiles a todo el grupo". 
La visión de un mundo caótico en el que la especie humana lucha por la supervivencia, nuevamente es inferido a partir de la observación de otras especies. En una primera instancia, se lo ve al hombre como una especie más, disputándose su lugar en el mundo junto con otras especies del mundo animal y vegetal;
"Ella (la especie humana) evoluciona en un medio del cual toma sus alimentos, disputándolos a las demás especies vivas que con ella coexisten en el tiempo y en el espacio. Teniendo que satisfacer necesidades materiales para conservar y reproducir su vida, la existencia de la humanidad está subordinada a contingencias semejantes a las que influyen sobre las demás especies gregarias".
Según esta visión, entonces tenemos que todas las sociedades humanas, evolucionan principalmente según leyes biológicas a las cuales están subordinadas los hábitos y costumbres colectivas. Estos hábitos y costumbres no son más que las funciones de adaptación de un determinado agregado social al medio natural. Consecuentemente el hombre tenderá a organizar o normalizar sus hábitos colectivos a partir del derecho y las instituciones. De esta manera toda acción de la especie humana queda subordinada a que éste es el representante de una especie la cual, en el seno de su lucha con el reino animal y vegetal, crea sus propias instituciones y normaliza su vida colectiva.


LUCHA DEL HOMBRE CON EL HOMBRE

Según Ingenieros, el hombre como animal susceptible de asociarse en agregados o colonias, está sujeto a nuevas formas de lucha que se dan en el seno de su misma especie, sea como miembro de un agregado social o como individuo. Las mismas se producen entre; 
  1. agregados sociales;
  2. agregados e individuos;
  3. individuos aislados;
De esta forma nos dice Ingenieros que; "dos naciones que se arruinan recíprocamente en una guerra de supremacía económica se encuentran en el primer caso. Un delincuente que comete acciones antisociales, representa el segundo. Dos salvajes que se disputan una raíz alimenticia, se encuentran en el tercero".





Habiendo llegado hacia dónde queríamos llegar, nos detendremos en el primer caso enunciado por el gran pensador, quien interpreta como un hecho natural, el hecho de que dos agregados humanos (tribus, razas, naciones) cualquiera sea el desarrollo cultural de los mismos tienden a confrontar y disputarse los medios de subsistencia existentes en un mundo material que siendo finito como es, resulta escaso comparado con las aspiraciones de las facciones en pugna.

Lejos de ser la intención de los científicos (que tan solo pretenden conocer el mundo en que viven sin incidir en él, tal es la objetividad e impersonalidad del método científico) justificar las guerras y su consecuencia que es el exterminio, precisamente por el mismo hecho de tratarse de ciencia, estaríamos según esta doctrina ante un hecho natural, y como hecho, nos encontramos ante algo que el hombre no puede modificar. En otras palabras, la idea de que el hombre como toda raza lucha por la supervivencia y permanencia en la tierra, tiende a mostrar a toda clase de lucha como un hecho dado, y en consecuencia aceptado.
Pero el hecho de hallar una nueva verdad científica, crea en este caso, una doctrina y una nueva corriente de pensamiento en lo social. La nueva verdad que nos dice que el exterminio entre las tribus, razas o naciones, se trata de algo natural y consecuentemente fuera del alcance del hombre se encuentra el hecho de poder evitarlo.

Augusto Comte, teórico positivista
En este caso el hombre es el sujeto observador y observado al mismo tiempo, y esta nueva verdad científica conlleva  implicancias prácticas, creando una nueva moral o principio de acción. Ahora bien, dijimos que el hombre no puede evitar el hecho del exterminio entre los agregados humanos, por tratarse de un hecho natural, el hombre tampoco puede contradecir la verdad que la ciencia le devela. Pero ¿que es lo que la ciencia dice?, pues que en la lucha por la supervivencia, solo sobreviven los más aptos. De esta forma el individuo o especie que en cuestión, se halla ante el dilema de sobrevivir o perecer en la lucha, o lo que es lo mismo, se ve forzado a pelear por la supervivencia.

La ciencia como generadora de principios morales, por lo tanto prácticos, y regidores de la conducta humana, implican que el hombre no puede contradecir estas leyes naturales que el método científico le ha develado. Por lo tanto la humanidad se dispone a pelear por su supervivencia aceptando como consecuencia que quien logra prevalecer en el marco de una determinada disputa, se trata de esta manera de la raza, nación o tribu, etc. más apta.

Como vemos la nueva verdad revelada por el positivismo, se impone como principio moral a manera de una ley mosaica. La actitud del hombre respecto a este nuevo principio, de ninguna manera ha de ser pasiva. Se ha de luchar por la supervivencia siendo que contribuyendo al sentido que la naturaleza indica, al hacerlo simplemente se está cumpliendo con el destino que las fuerzas cósmicas han impuesto a la humanidad. 

El error de aplicar la metodología de una ciencia exacta a las ciencias del espíritu humano, consiste precisamente, que el hombre el cual es racional y por lo tanto capaz de tomar decisiones de manera consciente  va a dirigir su acción de manera que esta coincida con el nuevo principio. Se dispondrá para la guerra y la confrontación, dado que su supervivencia le indica su aptitud y por lo tanto la superioridad de su raza. De esta manera, lo que el proceso de selección natural darwiniano, el cual opera con modificaciones sucesivas en la especie (y no en el individuo) que le permiten a la misma adaptarse al medio, hace en millones de años y con cambios imperceptibles de generación en generación, el hombre lo realizará  a conciencia y de manera instantánea, ya que el nuevo principio de la naturaleza de supervivencia del más apto así se lo ordena. 

De allí que la moral de la fuerza lleva al exterminio del débil, pues, simplemente se está cumpliendo con una ley de la naturaleza. Se pasa así a legitimar la guerra de exterminio.

Podemos de esta manera llegar a entender el accionar de la generación del '80 al emprender la guerra de fronteras contra el salvaje. El accionar del roquismo se circunscribe, entonces, a esta ideología, como el propio Roca expresa;
"Es por efecto de una ley de la naturaleza que el indio sucumbe ante la invasión del hombre civilizado. En la lucha por la existencia en el mismo medio, la raza más débil tiene que sucumbir ante la mejor dotada."
Los escritos del Ministro de Justicia e Instrucción pública del segundo gobierno de Julio A. Roca, Joaquín V. González al referirse a la constitución de una raza superior, también se corresponden con :
"Eliminados por diversas causas del tipo común nacional, los componentes degenerativos o inadaptables, como el indio y el negro, quedaban sólo los que llamamos mestizos por la mezcla del indio y el blanco. Pero a su vez la evolución de un siglo, obrando sobre una proporción mínima de estos elementos, los elimina sin dificultad, y deja como ley de composición del tipo étnico nacional la de la raza europea, pura por su origen y pura por la selección operada en nuestro suelo sobre la sangre criolla, que es también sangre europea".
Julio A. Roca, figura principal de la conquista del desierto
   
De esta manera la supervivencia da como resultado que la fuerza sea un ideal buscado por la humanidad. 
Ya que son fuertes quienes han demostrado su superioridad al sobrevivir. Consecuentemente los ideales estéticos también están relacionados con este aspecto, belleza es potencia, fuerza, virilidad...
"La fuerza y la belleza son dos ideas y hechos que se completan e integran esencialmente en todo organismo normalmente educado; y así, en nuestro medio, ya es proverbial la mejora estética del tipo criollo primitivo".
También es posible advertir que las políticas de Estado iban encaminadas en este sentido. El mismo Joaquín V. González, nos dice en "El Juicio del Siglo";
"Es justo esperar para el porvenir, cuando el tiempo de la selección transcurra en mayor espacio (si una política contradictoria no desvía la evolución de sus cauces normales o los sistemas de educación no desgastan las energías iniciales o no las cultivan científicamente), la elaboración de un tipo nuevo y definitivo que acumule sobre las cualidades originales de la raza, en sus fuentes ancestrales más puras, las mejores de otras que han conservado incontaminadas y en constante cultivo sus más selectos caracteres".
Cacique Pucurú - Chaco, hacia 1900
Volviendo a José Ingenieros, él mismo reconoce que junto con la evolución histórica se atenúan los conflictos, y las naciones tienden a unificarse bajo la hegemonía de las mejor adaptadas. Dentro de una misma raza, dice Ingenieros;
"la diversidad de condiciones económicas genera antagonismos de intereses que son causa de luchas entre las naciones". 
De esta forma el sistema que el eminente médico y criminólogo esboza en su estudio sociológico, le permite agrupar cada accionar de un estado o nación como manifestación de la necesidad de supervivencia, esto es, la política entendida en términos de lucha. Así;
  1. La Política nacional es la expresión de la lucha por la vida entre diversos grupos que tienen necesidades y aspiraciones heterogéneas dentro de las que son comunes a toda la nacionalidad.
  2. La Política internacional es la expresión de la lucha por la vida entre diversas sociedades que constituyen nacionalidades diferentes, por la heterogeneidad del medio físico, la raza, etc.
A modo de conclusión, dejaremos un par de párrafos los cuales se encuentran incluidos en la obra del pensador italo-argentino, que dan cuenta de la fe y el convencimiento que José Ingenieros depositaba en el estudio de las sociedades a la manera científica-positivista:
"La selección natural favorece a las sociedades mejor adaptadas; ellas sobreviven en la lucha. Las que se organizan en mayor consonancia con las condiciones del medio, prosperan, se acrecientan y duran hasta que son absorbidas o destruidas por otras mejor adaptadas.
El resultado de esa selección natural es el progreso, que podemos definir como el perfeccionamiento adaptativo de la estructura y las funciones de las sociedades a las condiciones de lucha por la vida propias del medio en que viven".

Fuentes: 

  • José Ingenieros, La Sociología Argentina (1908), Cap. I. Centro Editor de América Latina (1979).
  • David Viñas, Literatura Argentina y realidad política (1970). Centro Editor de América Latina (1980)

2 comentarios:

  1. José Ingenieros en nuestra actualidad... ¿se hubiese sentido frustrado?...¿nosotros, en esta etapa, respondemos a las leyes del positivismo y a la selección natural del más apto?...Cero instituciones, cero progreso...¿La Argentina, un jeroglífico?!!

    Saludos !!

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    1. Estimado CEO:
      Creo que nosotros en esta etapa estamos en una especie de vuelta caricaturesca al peronismo más populista y demagogo, se trata de un modelo de dominación de masas a través del subsidio, modelo personalista, antiliberal y sin proyecto de largo plazo.
      El progresismo de aquellas épocas que significaba el aumento del bienestar de la población promovido por la iniciativa privada y el aumento de la producción impulsado por el capital, fue reemplazado por este otro progresismo de hoy que significa redistribuir aquellos medios. Ojo, que aquel sistema tuvo sus problemas generados con el sector trabajador principalmente inmigrantes.
      Digamos que hoy, ya no se trata de crear riqueza sino de redistribuirla, tiñendo estos actos intervencionistas de un discurso de "Justicia Social". Según esta clase de gobiernos, el Estado tiene el derecho sino el deber de intervenir la economía y redistribuir la producción que solo el sistema capitalista (al que tanto vapulea)es capaz de generar.
      José Ingenieros representa una época muy distinta, David Viñas en su crítica a la literatura política lo acusa a él y a Ricardo Rojas de ser intelectuales al servicio del gobierno roquista. Hoy tenemos los Feinmann, Horacio Gonzalez, Forster, Pigna, O'Donnell, Bayer... todos con sus programitas de TV financiados con fondos fiscales...

      Hasta la próxima!!

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