miércoles, 29 de febrero de 2012

El General Paz y los dos caudillos


Cabildo de Luján. En él estuvo preso el
General  Paz entre los años 1835 y 1839
Séame permitido hacer ahora una ligera comparación entre los dos caudillos bajo cuya férula tuve que sufrir ocho años de prisión: el uno, Rosas, me mandó libros; al otro ni se le ocurrió que podía necesitarlos. Aquel me hace conocer francamente sus intenciones; López, taimado y taciturno  quiere que le adivinen, y se irrita porque cree que no puedo comprenderlo, pues para esto hubiera sido preciso bajarse hasta donde me era imposible llegar. Ambos, gauchos; ambos, tiranos; ambos, indiferentes por las desgracias de la humanidad; pero el uno obra en grandes proporciones; el otro, limitado a una esfera tan reducida como su educación y sus aspiraciones. Rosas fusila ochenta indígenas en Buenos Aires y en un solo día; López los hace degollar en detalle, de noche y en un lugar excusado. Rosas pretende que se le tenga por hombre culto, pero haciendo ver que no son para él una traba las formas de la civilización; López se rebela contra la sociedad siempre que le da a entender que ha dejado de pertenecer al salvajismo. Rosas quiere el progreso a su modo, un progreso (permítaseme la expresión) haciéndonos retroceder en muchos sentidos; López nada quiere sino el quietismo y un estado perfectamente estacionario. Rosas escribe mucho y da grande valor al trabajo de gabinete; López aparenta el mayor desprecio por todo lo que es papeles, imprenta y elocuencia. Por el contrario, López ha sido feliz en los campos de batalla, y tenía cifrada su vanidad en eso; Rosas no ha aspirado a la gloria militar, sea por sistema, por otro motivo que no haga tanto honor a su valor personal”.

Este cuadro pintado con la pluma del general José María Paz, es uno de los pasajes que está incluido dentro de sus extensas memorias póstumas. El metódico general nos bosqueja en este fragmento, algunos aspectos de la personalidad de los dos caudillos federales que junto con el riojano Facundo Quiroga consolidaron el poder denrto del territorio nacional, desde la firma del Pacto Federal en 1831 hasta el año 1835, cuando este último caería asesinado en Barranca Yaco. Al mismo tiempo del deceso del apodado tigre de los Llanos, el santafesino Estanislao López cayó enfermo de tuberculosis y decaído en prestigio dejó el control de la situación al proto-gaucho bonaerense.
El "manco" general Paz comienza su período de cautiverio en Santa Fe a partir de mayo de 1831 al momento de ser capturado en el norte de Córdoba, previo a un enfrentamiento con las tropas de López. A la muerte de Quiroga, es trasladado hasta la cárcel de Luján dónde pasará encerrado otros cuatro años. Finalmente pasa el último tiempo en Buenos Aires en libertad, pero impedido de hacer oposición al régimen de Rosas. Decide escapar a Montevideo en Abril de 1840 tras temer por su vida, luego de observar las reprimendas con qué el régimen escarmentaba a los rebeldes del Sur.

lunes, 27 de febrero de 2012

El General Quiroga va en coche al muere


En abril de 1829 el general unitario José María Paz desaloja al caudillo cordobés Bustos de la gobernación de su provincia. Inmediatamente se produce la reacción del riojano Facundo Quiroga, el cual intenta recuperar el dominio federal sobre la provincia mediterranea. Sin embargo, este último es vencido por el unitario en el mes de junio en La Tablada y en febrero siguiente en la batalla de Oncativo. Quiroga pierde así el dominio sobre aquella provincia de una vez y para siempre.
La Liga Unitaria liderada por el "manco" Paz (conformada por las provincias de Córdoba, Salta, Tucumán, San Luis, La Rioja, Mendoza, Catamarca y Santiago del Estero), amenaza el poder de los caudillos Lopez y Rosas que de esta manera, promueven el Pacto Federal (firmado el 4 de enero de 1831 por representantes de las provincias de Buenos Aires, Santa Fé y Entre Ríos).
El Pacto Federal (mencionado en el preámbulo de la Constitución Nacional de 1853 como uno de sus antecedentes) se trató de un acuerdo de mutua defensa ante la amenaza de la Liga del Interior Unitaria y una promesa de constituir  el país federalmente, una vez despejados los peligros que acechaban el poder de los caudillos. 
El 10 de mayo, Paz es tomado prisionero en el noroeste de Córdoba, al momento en que el manco general realizaba un reconocimiento de terreno, antes de disponerse a enfrentar al gobernador de Santa Fe, Estanislao López.  La posterior derrota del general Lamadrid en la Ciudadela (cercanías de Tucumán) sellaría el fin de la Liga Unitaria del Interior.

Detención del general Paz, óleo de Francisco Fortuny (Museo Colonial e Histórico, Luján)






















           
Para el santafesino López era hora de organizar un congreso constituyente. Sin embargo, el gobernador de Buenos Aires incumpliendo con lo acordado en el Pacto Federal frustraría dichos planes. El poder real quedó, de esta manera, en manos de los tres caudillos: Rosas, Quiroga y López.
En diciembre de 1832 Rosas renuncia a la gobernación de Buenos Aires tras cumplirse el tercer año de su mandato y de esta forma decide alejarse de la escena política emprendiendo una expedición al desiertoJuan Ramón Balcarce,  héroe del ejército del norte y federal doctrinario, es elegido  por la Junta de Representantes para ejercer el cargo de gobernador.
Balcarce tomó la medida de restablecer la libertad de prensa vedada por la anterior administración y en seguida surgieron periódicos que criticaron el desempeño del estanciero en el desierto. La relación entre ambos referentes comenzó a agrietarse.
Mientras tanto se estaba formando en esos momentos, la Sociedad Popular Restauradora, organización que contaba con la tenaz dirección de la señora Encarnación Ezcurra (esposa de Rosas). El grupo de choque finalmente acabó por producir la llamada  Revolución de los Restauradores que terminó con el gobierno de Balcarce en noviembre de 1833. Tras renunciar también su sucesor Viamonte, se hace cargo de la gobernación en forma interina, el doctor Manuel Vicente Maza. Maza era, en esos momentos, uno de los hombres más cercanos a Rosas.
Finalmente la Junta decide nombrar al estanciero nuevamente como gobernador de Buenos Aires. La renuncia del líder, que acampaba junto con 2.000 hombres en San José de Flores, fue inmediata. La razón: no asumiría el cargo sin contar con las facultades extraordinarias que consideraba necesarias para ejercer el poder. La junta volvió a insistir por cuatro ocasiones sin lograr convencer al hacendado...  


El General Quiroga va en Coche al Muere;
El madrejón desnudo ya sin una sed de agua
y una luna torrando por el frío del alba
y el campo muerto de hambre, pobre como una araña.

El coche se hamacaba rezongando la altura;
un galerón enfático, enorme, funerario.
Cuatro tapaos con pinta de muerte en la negrura
arrastraban seis miedos y un valor desvelado.

Junto a los postillones jineteaba un moreno.
Ir en coche a la muerte ¡qué cosa más oronda!
El general Quiroga quiso entrar en la sombra
llevando seis o siete degollados de escolta.

Esa cordobesada bochinchera y ladina
(meditaba Quiroga) ¿qué ha de poder con mi alma?
Aquí estoy afianzado y metido en la vida
como la estaca pampa bien clavada en la pampa.

Yo, que he sobrevivido a millares de tardes
y cuyo nombre pone retemblor en las lanzas,
no he de soltar la vida por estos pedregales.
¿Muere acaso el pampero, se mueren las espadas?

Pero al brillar el día sobre Barranca Yaco
sables, afilo y punta menudearon sobre él;
 muerte, de mala muerte se lo llevó al riojano
y una de puñaladas lo mentó a Juan Manuel.

Ya muerto, ya de pie, ya inmortal, ya fantasma,
se presentó al infierno que Dios le había marcado,
y a sus órdenes iban, rotas y desangradas,
las ánimas en pena de hombres y de caballos.

                                                                   Jorge Luis Borges


En noviembre de 1834 Tucumán y Salta caen en entredicho rompiendo con el Pacto Federal al que finalmente habían adherido en julio de 1832. Facundo Quiroga sería enviado a mediar entre los gobernadores Alejandro Heredia y Pablo Latorre, de parte del gobierno bonaerense. Antes de aceptar la comisión, el caudillo riojano pidió consejo a Rosas, quién lo invitó a reunirse con él en San José de Flores.
En la carta de la Hacienda de Figueroa (verdadera fuente doctrinaria rosista) el gaucho bonaerense explicó por qué creía que todavía no era el momento de darle constitución al país oponiéndose así a las opiniones de los otros dos hombres fuertes del federalismo: López y el propio Quiroga.
El 3 de enero de 1835 el apodado tigre de Los Llanos citó a ambos gobernadores en la ciudad de Santiago del Estero pero dos días después es informado que Latorre había sido asesinado.
El 6 de febrero se reunió con Heredia, el santiagueño Felipe Ibarra y José Moldes representante de Salta. El tratado de paz fue firmado pero los gobernadores, a su vez, quisieron asentar en el documento la intención de organizarse constitucionalmente. El mismo no sería del agrado de Rosas que finalmente lo rechazaría.
Facundo permaneció unos días más en Santiago partiendo el 13 de febrero. Ibarra le había ofrecido reforzar su escolta, pues circulaban rumores…

Muerte de Quiroga, Obra de Cayetano Descalzi
























     
La desaparición de Quiroga le otorga a Rosas el control de la región de Cuyo y el Noroeste. Ante la situación de alarma, Maza renunció al interinato accediendo a la gobernación el futuro restaurador ahora sí, no solo con facultades extraordinarias, sino con la suma del poder público.
Los hermanos Reynafé serían colgados en octubre de 1837 en la Plaza de la Victoria sindicados como responsables intelectuales del asesinato de Barranca Yaco. 
Al principal beneficiario del hecho nunca se le pudo comprobar responsabilidad alguna sobre el crimen del Facundo.



domingo, 26 de febrero de 2012

Una Ojeda Retrospectiva a Esteban Echeverría


Parte del pensamiento de Esteban Echeverría (1805-1851) puede inferirse de la lectura de un texto de su autoría titulado “Ojeada Retrospectiva del Dogma Socialista” publicado en Montevideo en 1846. En el documento, el autor, explica cuales han sido las motivaciones, los desafíos y los logros de la “Asociación de Mayo”; que era lo que se proponía esa organización y por qué se diferenciaban de las tradicionales facciones. Además, el iniciador del romanticismo rioplatense, se propone repasar el desempeño de los distintos miembros posteriormente exiliados, dentro de la prensa opositora a Rosas, desde el momento de constitución del grupo hasta su presente. 
El rechazo de toda doctrina que carezca de aplicación práctica es una de las características del pensamiento de su asociación, a su vez que rechaza de plano a toda filosofía europea que no mantenga un punto de contacto con la naturaleza de este suelo, dando lugar así, al arribo del pensamiento de carácter romántico a las costas rioplatenses.

A fines de mayo de 1837 cuando los jóvenes comenzaban a reunirse en la librería de Marcos Sastre, “La sociedad argentina estaba dividida en dos facciones irreconciliables, que se habían largo tiempo despedazado en los campos de batalla: la facción federal vencedora, que se apoyaba en las masas populares y era la expresión genuina de sus instintos semibárbaros y la facción unitaria, minoría vencida, con buenas tendencias, pero sin bases locales de criterio socialista, y algo antipática por sus arranques soberbios de exclusivismo y supremacía”. Echeverría habla aquí de facciones (y no partidos) en tanto se trata de un montón de personas agrupadas en torno a un interés y ya no representando un ideal. Las disputas entre estos dos grupos son vistas por estos jóvenes como vacías de contenido ideológico y desencausados de los lineamientos de "libertad, igualdad y fraternidad" que había marcado la Revolución de Mayo. De esta manera el autor describe la posición distante de su generación que reclamaba un lugar dentro de la arena política de la Argentina de entonces: “Había crecido, sin mezclarse en esas guerras fratricidas, ni participar de esos odios, en el seno de esa sociedad una generación nueva, que por su edad, su educación, su posición debía aspirar y aspiraba a ocuparse de la cosa pública”.
Echeverría explica que estos jóvenes, si bien tenían más simpatía por los unitarios, no compartían con estos la idea netamente europeizante y tildaban de reaccionarios a los viejos miembros del partido, quienes soñaban con una ya imposible restauración del sistema de unidad.
“Los unitarios habían dejado el rastro de una tradición progresista en una época más fecunda en esperanzas efímeras que en realidades útiles; sofistas brillantes, habían aparecido en el horizonte de la Patria, eran los vencidos, los proscriptos, los liberales, los que querían un régimen constitucional para el país. La generación nueva, educada en escuelas fundadas por ellos, acostumbrada a mirarlos con veneración en su infancia, debía tenerles simpatía, o ser menos federal que unitaria. Esa simpatía, movimiento espontáneo del corazón, no tenía raíz alguna en la razón y el convencimiento”.
Más allá de la simpatía que como dice Echeverría no tenía una raíz en la razón y por lo tanto no les servía para lograr un convencimiento firme y elaborar una doctrina fundamentada. Los unitarios al querer hacer de la Argentina una Nueva Europa, se habían equivocado en ignorar las condiciones particulares de estos lugares. En este aspecto residirá la principal diferencia entre los románticos de la Generación del '37 y el sistema rivadaviano.
El sentimiento de diferenciación de los jóvenes se explica en las siguientes palabras del escritor; generación nueva que unitarizaban los federales, y federalizaban los unitarios, rechazada a un tiempo del gremio de ambas facciones. Heredera legítima de la religión de la Patria buscaba en vano en esas banderas enemigas el símbolo elocuente de esa religión”.
Las distintas facciones habían perdido el rumbo trazado por la Revolución de Mayo. Es así como la “agrupación de Mayo” cree ver en su generación, a la encargada de encarrilar al país en la verdadera senda del patriotismo iniciada en 1810 y perdida en el trayecto del tiempo en medio de las guerras fratricidas.


EL ROMANTICISMO EN EL RÍO DE LA PLATA

La corriente romanticista tiende a exaltar al ser nacional, y todo lo que forma parte de su entorno. El clima y la geografía particular de estos lugares le imprimen al habitante de estas tierras sus características y todo esto debe de ser tenido en cuenta a la hora de organizar institucionalmente el país. Esta serie de hechos era lo que los unitarios, en su racionalismo puro, habían despreciado y era en parte la causa de su fracaso. Los románticos venían, entonces, a determinar el verdadero tipo nacional y a partir de conocer su esencia, indicar el camino a tomar en el orden institucional.
El error de la generación rivadaviana consistió en tomar el modelo europeo tal cual e intentar trasplantarlo en la América, olvidando que las condiciones de desarrollo de la población imposibilitaban tal empresa.  
Siempre nos ha parecido que nuestros problemas sociales son tan sencillos, que es excusado ocurrir a la filosofía europea para resolverlos; y que bastaría deducir del conocimiento de las condiciones de ser de nuestro país unas cuantas bases o reglas de criterio, para poder marchar desembarazados por la senda del verdadero progreso”.
El punto de arranque para el deslinde de estas cuestiones deben ser nuestras leyes, nuestras costumbres, nuestro estado social; determinar primero lo que somos, y aplicando los principios, buscar lo que debemos ser, hacia qué punto debemos gradualmente encaminarnos. Mostrar la práctica de las naciones cultas cuyo estado social sea más análogo al nuestro y confrontar siempre los hechos con la teoría. No salir del terreno práctico, no perderse en abstracciones; tener siempre clavado el ojo de la inteligencia en las entrañas de nuestra sociedad...”
“Cada pueblo o sociedad, tiene sus condiciones peculiares de existencia, que resultan de sus costumbres, de su historia, de sus necesidades físicas, intelectuales y morales, de la naturaleza misma del suelo donde la providencia quiso que habitase y viviese perpetuamente. En que un pueblo camine al desarrollo y ejercicio de su actividad con arreglo a esas condiciones peculiares de su existencia, consiste el progreso normal, el verdadero progreso”.
"Hacer obrar a un pueblo en contra de las condiciones peculiares de su ser como pueblo libre es malgastar su actividad, es desviarlo del progreso, encaminarlo al retroceso. En conocer esas condiciones y utilizarlas consiste la ciencia y el tino práctico del verdadero estadista”.


El Matadero (Charles Henri Pellegrini, 1830)
Entrar en la senda del progreso era según los intelectuales de la época el objetivo de toda sociedad y correspondía a la consecuencia inmediata de la civilización. El progreso era, pues, una fatalidad de la que ninguna nación estaba exenta, una ley que se cumpliría siempre que se propusiese civilizar a la población. Así lo entiende el autor de 'El Matadero'; “El progreso es la ley de desarrollo y el fin necesario de toda sociedad libre; y Mayo fue la primera y grandiosa manifestación de que la sociedad argentina quería entrar en las vías del progreso”.

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UNA REVOLUCIÓN IDEOLÓGICA

Echeverría manifiesta su adherencia a los medios pacíficos para llegar al poder. Se trataba de preparar progresivamente a la población priorizando el “no derramamiento de sangre”. Echeverría recuerda   compartir estas ideas con sus compañeros; “Considerábamos que el país no estaba maduro para una revolución material, y que ésta, lejos de darnos Patria, nos traería o una restauración (la peor de todas las revoluciones) o la anarquía, o el predominio de nuevos caudillos.
Creíamos que sólo sería útil una revolución moral que marcase un progreso en la regeneración de nuestra Patria".
De cierta forma se expresa la intención de realizar un cambio de manera lenta pero que contara con la aprobación y el consentimiento de la población. Los cambios bruscos (como han expresado otros miembros de su generación), producen indefectiblemente una contrarrevolución y no son capaces de consolidarse en las mentes de la ciudadanía. Por esto es necesario la acción propagandística; "Creíamos que antes de apelar a las armas para conseguir ese fin, era preciso difundir, por medio de una propaganda lenta pero incesante, las creencias fraternizadoras, reanimar en los corazones el sentimiento de la patria amortiguado por el desenfreno de la guerra civil y por los atentados de la tiranía, y que sólo de ese modo se lograría derribarla sin derramamiento de sangre”.

El Salón Literario de Marcos Sastre, Obra de Alberto M. Rossi

                     
“Queríamos que el pueblo pensase y obrase por sí, que se acostumbrase poco a poco a vivir colectivamente, a tomar parte en los intereses de su localidad comunes a todos, que palpase allí las ventajas del orden, de la paz y del trabajo común; encaminado a un fin común. Queríamos formarle en el partido una patria en pequeño, para que pudiese más fácilmente hacerse idea de la grande abstracción de la patria nacional; por eso invocamos: democracia".
Precisamente es la falta de preparación política de la población y la implantación de medidas bruscas, la causa del fracaso rivadaviano. El común de la gente, según el intelectual, no estaba preparada para llevar los destinos de la patria, acostumbradas al despotismo colonial y sin la superación consciente de ese estado, es inevitable caer en las garras de un nuevo tirano que viene a representar la restauración de todas las costumbres y prácticas anteriores a la revolución y contrarias a esta; 
"La manía de gobernar por una parte, y la indolencia real y la supuesta incapacidad del pueblo por otra, nos habían conducido gradualmente a una centralización monstruosa, contraria al pensamiento democrático de Mayo, que absorbe y aniquila toda la actividad nacional, al despotismo de Rosas”.


 LOS IDEALES DE MAYO

“Creíamos que unitarios y federales desconociendo o violando las condiciones peculiares de ser del pueblo argentino, habían llegado con diversos procederes al mismo fin; al aniquilamiento de la actividad nacional: los unitarios sacándola de quicio y malgastando su energía en el vacío; los federales sofocándola bajo el peso de un despotismo brutal; y unos y otros apelando a la guerra.
Nuestra doctrina resultaba de la condición peculiar de ser impuesta al pueblo argentino por la revolución de Mayo; el principio de unidad de nuestra teoría social del pensamiento de Mayo: la democracia”.
Adoptábamos como legítima herencia las tradiciones progresivas de la revolución de Mayo con la mira de perfeccionarlas o complementarlas. No hacíamos lo que han hecho las facciones; destruir lo obrado por su enemigo, desconocerlo, y aniquilar así la tradición, y con ella todo germen de progreso
“¿Qué quiere decir Mayo? Emancipación, ejercicio de la actividad libre del pueblo argentino, progreso: ¿por qué medio? Por medio de la organización de la libertad, la fraternidad y la igualdad, por medio de la democracia”.
“Advertid, que así como no hay sino un modo de ser, un modo de vida del pueblo argentino, no hay sino una solución adecuada para todas nuestras cuestiones, que consiste en hacer que la democracia argentina marche al desarrollo pacífico y normal de su actividad en todo género, hasta constituirse en el tiempo con el carácter peculiar de democracia argentina”.
“Apelar a la autoridad de los pensadores europeos es introducir la anarquía, la confusión, el embrollo en la solución de nuestras cuestiones; es hacer el oficio de abogados sofistas, que a falta de razones, andan a caza de leyes y comentos para apuntalar su causa: es confesar nuestra impotencia para comprender lo que somos”.

  
La religión moralizante como coto del desborde pasional de las masas

Las cuestiones religiosas, generalmente interesan muy poco a nuestros pensadores.  Hemos desechado el móvil más poderoso para moralizar y civilizar nuestras masas: no hay freno humano ni divino que contenga las pasiones desbocadas.
¿Creéis vosotros, que habéis estado en el poder, que si el sentimiento religioso se hubiera debidamente cultivado en nuestro país, ya que no se daba enseñanza al pueblo, Rosas lo habría depravado tan fácilmente, ni encontrado en él instrumentos tan dóciles para ese barbarismo antropófago que tanto infama el nombre argentino?
A vosotros, filósofos, podrá bastaros la filosofía; pero al pueblo, a nuestro pueblo, si le quitáis la religión ¿qué le dejáis?: apetitos animales, pasiones sin freno; nada que lo consuele ni lo estimule a obrar bien. ¿Qué autoridad tendrá la moral ante sus ojos sin el sello divino de la sanción religiosa?
Los sacerdotes hallaron más agrado y provecho en los debates de la arena política. La tribuna vio con escándalo a esos tránsfugas de la cátedra del Espíritu Santo, debatiendo con calor sin igual cuestiones políticas, agravios de partido, pasiones e intereses terrestres; y últimamente, los ha visto predicar venganza y exterminio para congraciarse con el tirano de su patria".


Sobre la “ley de sufragio universal del 14 de agosto de 1821”

Uno de los puntos más controvertidos de la exposición de Echeverría es la crítica a la ley de sufragio universal de la administración de Martín Rodriguez. La ley de la provincia de Buenos Aires de 14 de agosto de 1821, concedía el derecho de sufragio a "todo hombre libre, natural del país o avecindado en él, desde la edad de veinte años, o antes si fuere emancipado".
Echeverría de acuerdo a su idea de progreso gradual entiende que es necesario preparar el camino antes de ofrecer a la totalidad de la población el “único acto soberano (salvo el de la fuerza) en que un pueblo como el nuestro hace alarde de su soberanía”.
“No comprendemos la mente del legislador al dictar semejante ley, cuando se ensayaba por primera vez el sistema representativo entre nosotros, y se quería echar la planta de instituciones sólidas.
El partido unitario desconoció completamente el elemento democrático en nuestro país. Aferrado en las teorías sociales de la Restauración en Francia, creyó que podría plantificar en él de un soplo instituciones representativas, y que la autoridad del gobierno bastaría para que ellas adquiriesen consistencia”.
Debía ser representada la propiedad raíz, la inmueble, la mercantil, la industrial, la intelectual, que estaba en la cabeza de los doctores y de los clérigos por privilegio exclusivo heredado de la colonia. Así surgieron de la oscuridad una porción de nulidades.
El partido unitario no tenía reglas locales de criterio socialista; desconoció el elemento democrático; lo buscó en las ciudades, estaba en las campañas.
El partido unitario no tenía reglas locales de criterio socialista; desconoció el elemento democrático; lo buscó en las ciudades, estaba en las campañas. No tuvo fe en el pueblo, en el ídolo que endiosaba y menospreciaba a un tiempo. Su sistema electoral y representativo fue una verdadera fantasmagoría.
Rosas tuvo más tino. Echó mano del elemento democrático, lo explotó con destreza, se apoyó en su poder para cimentar la tiranía. 
La ley de 14 de agosto había dado de sí sus consecuencias lógicas. Hecha para apoyar un sistema, contribuyó eficazmente a derribarlo”.
Echeverría muestra la cronología hasta el momento en que la ley pierde todo su efecto al momento de Rosas entrar en la gobernación y exigir la suma del poder público. Luego de la muerte de Dorrego, Juan Manuel de Rosas es la principal figura política dentro del ámbito porteño. Asume su primera gobernación en 1829. Terminado su mandato a fines de 1832 se niega a reasumir ya que la Junta de Representantes no le renueva la posesión de facultades extraordinarias. En diciembre es elegido gobernador Juan Ramón Balcarce (federal doctrinario).
En este momento se produce el quiebre entre Balcarce (en un primer momento de acuerdo con Rosas) y quien se encontraba distrayéndose en el desierto.
Es en este momento dónde hace su aparición la Sociedad Popular Restauradora apodada Mazorca, que viene a dar al traste con el gobierno de Balcarce en la llamada Revolución de los Restauradores. Rosas desde el desierto apoyó al movimiento y el otrora héroe de la independencia renunció a su cargo como gobernador el 4 de noviembre de 1833.
Luego de pasar por la gobernación Viamonte y Maza, Rosas asume su segundo mandato con la condición de contar con la “suma del poder público”. Así lo resume Echeverría; “El partido federal se encarnó al fin en Rosas por la muerte de Dorrego. Entró Balcarce al poder con el beneplácito de Rosas; los sufragantes fueron suyos sin oposición. Se rebeló Balcarce contra Rosas, hubo escisión entre los representantes y sufragantes y algún barullo sin consecuencia. Rosas andaba por los desiertos aguaitando la presa”.
“Cayó Balcarce al primer empuje, y entonces los sufragantes vinieron con sus picas a intimar a nombre de Rosas a los representantes, que habían caducado sus poderes legislativos”.
Se formó por renovación una Sala Rosista. Los sufragantes fueron siempre del parecer del mandón. Volvieron a aparecer allí algunas de esas caras estúpidas y marmóreas que estaban como incrustadas en los bancos de la Sala desde su fundación.
Rosas quería la suma del poder, y los representantes se la dieron, aniquilándose a sí mismos, despedazando la ley por la cual existían como cuerpo deliberante; y el pueblo, los sufragantes, pusieron sin vacilar el sello de su legitimidad soberana sobre aquella sanción monstruosa de una turba de cobardes, de imbéciles y de traidores"
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Dado el evidente fracaso del sistema de sufragio universal impuesto en 1821 por el gobierno de Martín Rodriguez, Echeverría muestra su opinión respecto al tema y como veía la Generación del ’37 el tema del sufragio; “Concebíamos entonces una forma de institución del sufragio, que sin excluir a ninguno, utilizase a todos con arreglo a su capacidad para sufragar. El partido municipal podía ser centro de acción primitiva del sufragio, y pasando por dos o tres grados diferentes, llegar hasta la representación; o concediendo a la propiedad solamente el derecho de sufragio para representantes, el proletario llevaría temporariamente su voto a la urna municipal del partido.
Sentíamos la necesidad de fijar una base que nos llevase por una serie de progresos graduales a la perfección de la institución democrática”.
Caminábamos a la democracia, es decir, a la igualdad de clases. "La igualdad de clases envuelve la libertad individual, la libertad civil y la libertad política: cuando todos los miembros de la Asociación estén en posesión plena y absoluta de estas libertades y ejerzan de mancomún la soberanía, la democracia se habrá definitivamente constituido sobre la base incontrastable de la igualdad de clases. Caminábamos al sufragio universal.


La Prensa opositora al régimen de Rosas

"La Francia estaba en entredicho con Rosas. La mazorca mostraba el cabo de sus puñales en las galerías mismas de la Sala de Representantes. La vida en Buenos Aires se iba haciendo intolerable.
La Francia declaró bloqueada a Buenos Aires el 5 de mayo de 1838. En la República Argentina todos debieron ser de la opinión del Restaurador; sin embargo, Rosas apeló al pueblo, y los sufragantes en una serie interminable de pronunciamientos, con arreglo a la ley del año 21, testimoniaron ante el mundo que Rosas tenía razón, y que había por parte de la Francia injuria y desafuero contra la soberanía nacional. Por supuesto, que la mayoría de los sufragantes no sabía en lo que consistía, ni lo que importaba esa lesión enorme del fuero nacional.
Casi todos los argentinos en Montevideo y a su frente el partido unitario, fueron del parecer de Rosas y de los sufragantes de Buenos Aires. Don Juan Cruz Varela formuló su pensamiento común sobre la cuestión, en los siguientes versos muy aplaudidos entonces, tanto en Montevideo como en Buenos Aires:
"¡Ah! si tu tirano supiese siquiera
Reprimir el vuelo de audacia extranjera
¡Y vengar insultos que no vengará!..."

Rosas había despropiado y encarcelado a súbditos franceses, pretendiendo ejercer sobre ellos el derecho de vida y muerte que ejercía sobre sus compatriotas. Rosas era el representante del principio colonial de aislamiento retrógrado, marchaba a una contrarrevolución, no en beneficio de la España sino de su despotismo.
El partido unitario sólo vio en el bloqueo abuso de la fuerza en pro de la injusticia, y un atentado contra la independencia nacional.


Montevideo la ciudad en donde moriría Echeverría tras doce años de exilio
Pero los jóvenes redactores de El Nacional que profesaban diversas doctrinas; que creían que el género humano es una sola familia, y que nadie es extranjero en la patria universal, porque la ley cristiana de la fraternidad es el vínculo común de la familia humana, cuya patria es el universo…
Los emigrados argentinos debían considerarse aliados naturales de la Francia o de cualquier otro pueblo que quisiera unirse a ellos para combatir al despotismo bárbaro dominante en su patria.

Las cuestiones internacionales sobre bloqueo, alianza, mediación, intervención europea en nuestros negocios, se ventilaron entonces con una lógica, una dignidad, una elevación y novedad de ideas desconocida en nuestra prensa periódica, y que no han igualado, los que después han tratado esas cuestiones; y esa gloria pertenece exclusivamente a los jóvenes redactores de El Nacional.
No es fácil determinar hasta qué punto pudieron influir sus opiniones sobre el espíritu dominante en Montevideo; pero el hecho es que a poco tiempo todos los emigrados argentinos adhirieron a ellas, y que el general Lavalle se embarcó el 3 de julio de 1839 para Martín García en buques franceses.
Aquí Echeverría Admite que cambian de parecer en cuanto las condiciones materiales están listas para un golpe de Estado;
La fuerza de las cosas invirtió el primitivo plan de la Asociación. La revolución material contra Rosas estaba en pie, aliada a un poder extraño. Nuestro pensamiento fue llegar a ella después de una lenta predicación moral que produjese la unión de las voluntades y las fuerzas por medio del vínculo de un Dogma Socialista. Era preciso modificar el propósito, y marchar a la par de los sucesos supervinientes".
El intento de derrocar al gobernador fracasa. Lavalle es muerto luego de la batalla de Famaillá y Lamadrid es derrotado en Rodeo del Medio, actos ambos que ponen fin a la escalada opositora. Los opositores que se encontraban con los ejércitos deben emigrar a los países vecinos.
Chile y Bolivia hospedaron a los dispersos. Allí, la juventud argentina no se dio al ocio; dejó las armas y tomó la pluma.
Echeverría reconoce que de su asociación de jóvenes es de donde han partido las plumas que realizan férrea oposición al régimen desde el extranjero.
Todos los jóvenes que se han distinguido en la prensa chilena y boliviana, excepto el señor Sarmiento que se incorporó después, son miembros de la Asociación formada en Buenos Aires el año 37.
La juventud argentina en la proscripción desde el año 37 ha sostenido, con una que otra excepción, por sí sola, el movimiento intelectual en el Plata; y a su labor perseverante se debe en gran parte la difusión de ese caudal de nociones políticas, literarias y económicas, etc.
La prensa en sus manos, comparada con la de épocas anteriores, ha sufrido una transformación saludable, ganado inmensamente en moralidad, en elevación, en doctrina; el público, con su ejemplo, se ha acostumbrado a leer artículos bien pensados y bien escritos


DISCORDANCIAS

 Los apuntes biográficos del ‘Fraile’ Aldao , y la vida de Facundo Quiroga, son lo más completo y original que haya salido de la pluma de los jóvenes proscriptos argentinos. No dudamos que estas obras serán especialmente estimadas en el extranjero, por cuanto revelan el mecanismo orgánico de nuestra sociabilidad y dan la clave para la explicación de nuestros fenómenos sociales, tan incomprensibles en Europa.
El señor Sarmiento descubre, además, en la vida de Quiroga, buenas dotes de historiador  y bellísimos cuadros diseñados con las tintas de la inspiración poética. Notamos, sin embargo, un vacío en la obra del señor Sarmiento sobre Quiroga; la hallamos poco dogmática. Hubiéramos deseado que el autor formulase su pensamiento político para el porvenir e hiciese a todos palpables las lecciones que encierra ese bosquejo animado que nos presenta de nuestra historia.
Indudablemente Echeverría abogaba por la propaganda directa y efectiva dejando de lado los ornamentos literarios. La obra de Sarmiento será de mucha utilidad en el extranjero ya que revela la naturaleza de las pampas y su consecuencia en el establecimiento de un gobierno tiránico. Pero, carece de efectividad proselitista y se pierde en ribetes y metáforas.
A continuación Echeverría se lamenta por aquellos que perdieron de vista la posición dogmática;
Hubiéramos querido que no olvidasen que el año 37 formulamos un Dogma, en el cual llegamos a esta unidad generatriz y conservatriz, principio y fin de todo: la democracia, hija primogénita de Mayo y condición sine qua non del progreso normal de nuestro país. Entonces dijimos:
  “Política, filosofía, religión, arte, ciencia, industria; toda la labor inteligente y material deberá encaminarse a fundar el imperio de la democracia".
   "Política que tenga otra mira, no la queremos".
   "Filosofía que no coopere a su desarrollo, la desechamos".
   "Religión que no la sancione y la predique, no es la nuestra".
  "Arte que no se anime de su espíritu y no sea la expresión de la vida individual y social, será infecundo".
   "Ciencia que no la ilumine, inoportuna".
  "Industria que no tienda a emancipar las masas y elevarlas a la igualdad, sino a concentrar la riqueza en pocas manos, la abominamos".
¿Qué nos importan las soluciones de la filosofía y de la política europea que no tiendan al fin que nosotros buscamos? ¿Acaso vivimos en aquel mundo?¿No es gastar la vida y el vigor de las facultades estérilmente, empeñarse en seguir el vuelo de esas especulaciones audaces?
Monumento a Esteban Echeverria
Florida y M.T de Alvear, Buenos Aires
¿Se entendían acaso en el Congreso, los unitarios a nombre de los publicistas de la Restauración francesa, y Dorrego y su séquito a nombre de los Estados Unidos, mientras el pueblo embobado oía automáticamente sus brillantes y sofísticas discusiones?
Si mañana cayese Rosas y nos llamase el poder, ¿podríamos desenvolvernos con ellas y ver claro en el caos de nuestras cosas? ¿Qué programa de porvenir presentaríamos que satisficiese las necesidades del país, sin un conocimiento completo de su modo de ser como pueblo?
Es indudable el carácter práctico del pensamiento del fundador de la “Asociación de Mayo”.

¿Qué cosa será, pues, la Patria? La Libertad. Vosotros peleáis por gozar del derecho de vivir en vuestra tierra al lado de vuestra familia, sin que nadie os incomode, ni os persiga; por trabajar sin traba alguna en la adquisición de vuestro bienestar; peleáis porque vuestro yo individual recobre el señorío magnífico que en Mayo le regaló la Providencia y del cual Rosas os despojó violentamente.
Pero Rosas y los suyos también vociferan "Patria y Libertad". ¿Qué quiere decir eso? Que ellos y vosotros entendéis de diverso modo la Libertad, y por eso sois enemigos y no podéis gozar en común de ese derecho.

Rosas entiende por Libertad, el predominio exclusivo de su yo o su voluntad.



sábado, 25 de febrero de 2012

El Artista de la Historia Rioplatense


Juan Manuel Blanes (1830-1901) es el pintor más destacado en lo que a escenas históricas del siglo XIX se refiere. Nacido en Montevideo en 1830, se mudó a los 25 años a Concepción del Uruguay al contar en ese entonces, con el mecenazgo del presidente de la Confederación Argentina, Justo José de Urquiza.
Varias fueron las épocas que el pintor uruguayo inmortalizó con su pincel. Los tiempos de Rosas son descritos en sus costumbres individualizando personajes típicos que componían la sociedad. A su vez también encontramos algunas escenas de importancia en la historia argentina representadas con su talentoso pincel.


"EL JURAMENTO DE LOS 33 ORIENTALES" (1877)


En 1825 una expedición comandada por el ex lugarteniente de Artigas, Juan Antonio Lavalleja, y Manuel Oribe parte de la provincia de Buenos Aires para tratar de recuperar la Banda Oriental invadida por el ejército brasileño. 
La declaración de guerra por parte del Imperio Brasileño apuró una ley de presidencia la cual fue ejercida por Rivadavia. Los buenos resultados en el campo de batalla no decidieron la suerte del conflicto, que  estaba consumiendo los recursos económicos de Buenos Aires. Tras una misión diplomática fallida en la que su enviado Manuel José García cedía la provincia Oriental al Imperio, Rivadavia renuncia a la presidencia, la que poco tiempo después será disuelta. 
Será Manuel Dorrego al frente de la gobernación de Buenos Aires quien negocie el cese de las hostilidades en 1827 con la consecuente independencia de la Banda Oriental.



"LA CONQUISTA DEL DESIERTO" (1889)

Oleo sobre tela 750 cm x 350 cm - Museo Histórico Nacional

A la muerte del ministro de guerra Adolfo Alsina, se hace cargo de la cartera, el joven general Julio Roca, quien a diferencia de su antecesor emprende una política ofensiva que llevará a la ampliación del territorio  nacional hasta los ríos Negro, Neuquén y Agrio.
En la obra se identifica al General Roca rodeado de su estado mayor (Nicolás Levalle, Lorenzo Vinter,  Álvaro Barros, etc). 



"EL PRESIDENTE ROCA INAUGURA EL PERÍODO LEGISLATIVO DEL AÑO 1886" (1887)

Congreso Nacional


El presidente Roca inaugura las sesiones legislativas el 10 de mayo de 1886 en la antigua sede de la calle Balcarce 139, luego del atentado contra su persona a mano de adoquín. 
En la obra se distingue una especie de venda sobre la cabeza del herido presidente. Se distingue el futuro presidente y sucesor, Miguel Juárez Celman (derecha de pie), frente a los ministros roquistas (El médico y literato Eduardo Wilde entre ellos).



"UN EPISODIO DE LA FIEBRE AMARILLA EN BUENOS AIRES" (1871)


En la imagen representativa puede verse al abogado fundador de la logia de Libres y Aceptados Masones en Argentina, Roque Pérez y junto con el médico Manuel Argerich. 
Pérez encabezó las medidas para combatir la epidemia y falleció a causa de ella en marzo de 1871.



"LA TABA"(1878)


 
 Chiripá Rojo                                                                  La Paraguaya                                                                   El Baqueano



"LA CAUTIVA" (1880)

























"LA REVISTA DE RANCAGUA" (1872)

El General San Martín pasando revista a sus tropas




"CABILDO ABIERTO DEL 22 DE MAYO"

Se destaca en la composición la imagen del futuro presidente de la junta Cornelio Saavedra



El capatáz
Mazorquero



Lancero de la época de Rivera




LA HISTORIA URUGUAYA EN EL PINCEL DE BLANES

José Gervasio Artigas por el artista uruguayo, entre ellas una escultura frente a la estación de Montevideo


El asesinato de Venancio Flores,
La batalla de San Calá,
Boceto para la jura de la Constitución de 1830.


sábado, 18 de febrero de 2012

"Amalia". José Mármol y la oposición literaria a Rosas


José Mármol, Biblioteca Nacional
(Foto: Teodosio Fernández)
El nombre de la novela lejos de orientarnos acerca del contenido de la misma, más bien nos hace pensar en una de esas obras literarias vacías de contenido significativo a nivel político y social. Efectivamente, hay un personaje llamado Amalia Saenz, viuda de Olabarrieta. Una tucumana que a los 22 años de vida se nos presenta como símbolo de pureza y concretización terrena de los más altivos ideales de belleza. No solo su apariencia externa es la condición por la que Mármol intenta mostrarnos ese “pedacito de cielo”. Hace falta algo más; la nobleza de espíritu y un cierto linaje proveniente de las familias patricias. Aquellas familias que tan solo unos años atrás habían realizado enormes sacrificios por la causa independentista y que hoy veían envanecerse bajo las garras del tirano y opresor. Aquellos que habían nacido ricos y muerto pobres como Manuel Belgrano, hacían contraste contra otros que habían aprovechado un período convulsionado para amasar enormes fortunas.
El otro personaje y además el principal de este relato es el joven Daniel Bello, primo de Amalia. Proveniente de una familia cuyo padre es estanciero y socio de los Anchorena  y “federal sin saber por qué”. Lo de no saber el por qué alguien era federal es muy simple, el federalismo de Rosas era poco más que una nominación vacía adoptada luego del asesinato del verdadero federal Dorrego en diciembre de 1828 y en un contexto en el que el fracaso de la Constitución unitaria de Rivadavia y el poder del caudillaje hacía conveniente la adhesión a un partido federal que en realidad carecía de sustento ideológico.
Biblioteca Billiken, otras épocas...
El joven Daniel Bello, quien “casi nunca se equivoca”,  es la voz de la sabiduría y la sagacidad, se arriesga a cada momento al estar en contacto con el partido unitario exiliado en Montevideo y pertenecer a los más altos círculos del partido federal porteño. De esta manera, el autor se entromete en la intimidad del centro del poder rosista, mostrando, a su modo de ver,  cómo piensan y actúan los protagonistas más importantes del Buenos Aires del año 1840.
Mármol describe a algunos de los más importantes actores de la época, sin que esto implique que se trate de datos algo más que anecdóticos. Es decir, no importan verdaderamente en la interpretación de los hechos históricos realmente acaecidos, más que para darle un tinte de color. Y sin que en algunos casos, sus descripciones tengan más utilidad que una mera fuente para conocer aspectos de los personajes, que bien pudieron ser certeros como no tanto. De esta manera,  pasan por  la pluma del escritor, el ministro de relaciones exteriores Felipe Arana (1786-1865), a quien se describe como poco inteligente y falto de decisión; el embajador británico John Henry Mandeville totalmente sumiso a la autoridad de Rosas; Bernardo Victorica (1790-1864) jefe de policía un tanto ineficaz,;Nicolás Mariño (un cínico redactor de La Gaceta Mercantil); los mazorqueros Cuitiño y Salomón; y algún que otro diputado o militar como Garrigós y Santa Coloma.
Manuelita Rosas hija del gobernador se nos presenta como “la primera víctima de su padre” y es un instrumento símbolo de la Federación, anfitriona de pomposas tertulias que funcionaban como una especie de termómetro para medir el grado de adhesión a la causa federal.

El Bajo (Rudolf Carlsen)
 Los opositores se embarcaban a Montevideo para unirse al ejército de Lavalle 

Lucio Norberto Mansilla, el futuro general de la Batalla de la Vuelta de Obligado es uno de los Generales rosistas a quien Mármol no deja de recordar que fue uno de los más entusiastas defensores de la causa unitaria en el congreso del año ’26.


CONTEXTO

Este relato, considerado como la primera novela de carácter nacional, conjuga una historia particular y ficcional con un contexto general y real, trazado por la pluma de uno de los integrantes de la generación del ’37. Los personajes de la realidad del momento intentan ser descritos en sus rasgos particulares por Mármol entremezclando datos, fechas y documentación.
El hecho que da comienzo a esta novela folletín, es el asesinato en las inmediaciones del Río de la Plata de Francisco Lynch, Isidro Oliden, José María Riglos y Carlos Maisson. El mismo hecho es descrito de manera similar por el general José María Paz en sus Memorias y José Rivera Indarte en Tablas de Sangre. Y según nos cuenta Mármol el hecho de intentar exiliarse en Montevideo es crimen de “lesa tiranía”.
El relato comienza en junio de 1840, año clave del régimen, en donde la continuidad del mandato de quien ostentaba “la suma del poder público” estaba pasando por un momento crítico.
La nación francesa del Rey Luis Felipe de Orleans mantenía por razones poco convincentes (o excusas), un bloqueo comercial en el Río de la Plata desde marzo de 1838.
En los meses finales de 1839 se había levantado la rebelión de los “Libres del Sur” comandada por el Coronel Pedro Castelli (sobrino de Juan José), la cual había sido sofocada por falta de “organización y sistema”.
La provincia de Corrientes del gobernador Pedro Ferré reclamaba a su vez la libre navegación de los ríos interiores.
Las provincias de Salta, Tucumán, Catamarca, Jujuy y La Rioja, fueron quitando al gobernador de Buenos Aires la delegación de las relaciones exteriores entre abril y mayo del año ’40, y un contingente opositor conocido como la "Liga del Norte" estaba ganando terreno en aquella región del país.
Según Mármol el gobierno de Rosas estaba pasando por el momento más difícil, en el que todas las condiciones estaban dadas para su deposición. No ocurriendo esto, observa el autor, la dictadura se haría más fuerte y sangrienta, y descargaría toda su venganza sobre cada uno de los traidores.
Mármol intenta explicar cómo nace la época del terror rosista una vez que la dictadura se restablece del susto que la presencia de Lavalle y la presión de la flota francesa en las cercanías de la costa, le habían ocasionado.
El aparato de represión al servicio de Rosas descarga toda su furia contra la población, una vez que "el tirano" sale airoso de ese momento en que parecía que el agua le llegaba al cuello. A partir de ese momento, el terror se hizo presa de la poca población que quedaba sin usar los colores federales. Se comenzaron a  pintar de rojo todas las casas, sus puertas, ventanas…la ciudad se tiñe de color sangre.


MUJERES de MÁRMOL

El escritor presenta un estereotipo de mujer federal, la cual es extremadamente frívola. Podrá ser bonita la más de ellas, pero nunca inteligente. Las mujeres del círculo federal son zonzas y se preocupan por pavadas, envidiosas del buen gusto de las mujeres unitarias, las cuales ya habían perdido su lugar en la sociedad porteña y asistían de muy mala gana a las fiestas de la federación.
Agustina Rosas de Mansilla, es nominada por Mármol como la mujer más bella de su época pero extremadamente superficial y hasta con cierto grado de idiotez.

Agustina Rosas. Convencionalmente, la
 mujer más bella de la época (Aquí con su
pequeño hijo Lucio V. Mansilla

En el otro extremo, la mujer unitaria es sagaz, noble, y de belleza celestial e ideal, al contrario de la mujer federal, la cual la más linda de ellas no contenía el componente de distinción y sólo poseía belleza carnal. Amalia es un ser semidivino y es de alguna manera la personificación del bien supremo al que se está ultrajando con la tiranía. Ese bien supremo, pero frágil, es la libertad de un ser por el cual vale la pena luchar y arriesgarse al enfrentarse a un poder absoluto y de por sí, maligno.
La otra de las mujeres importantes de la historia es Doña María Josefa Ezcurra (1785-1856). La cuñada del gobernador (y madre del hijo de Manuel Belgrano) es, en esta hitoria, poco menos que la bruja de Blancanieves; de fisonomía horrenda y raquítica, tacaña y traicionera, portadora de una maldad fría y calculada sin límites, pero también envidiosa de la felicidad ajena y completamente miserable. Es el colmo de la degeneración a la que es capaz de llegar una mujer. Su casa funcionaba como un centro de espionaje (en la que según el escritor, también se hallaba una horca). Allí se congregaban las mujeres de servicio, generalmente negras, para delatar a sus amos o vecinos. 
Las mujeres negras y mulatas, dedicadas a servir en las casas de la llamada clase patricia, serán de esta manera, importantes agentes de espionaje dentro de una enmarañada red comandada por la hermana de la , entonces ya, difunta Encarnación Ezcurra.


CIVILIZACIÓN y BARBARIE

Mármol comparte el slogan de Sarmiento de "Civilización y Barbarie". Él, como toda la generación del ’37, intenta buscar las causas de este gobierno poco civilizado en la constitución misma de la población argentina.  Rosas es producto de un pueblo poco instruido y civilizado, hijo de la España atrasada del totalitarismo y la Inquisición.
El autor intenta expresar que hay una especie de regla que siempre se cumple. A todas las revoluciones les sucede un período reaccionario, y el gobierno de Rosas representa el regreso a la época colonial. El desprecio por las luces y la instrucción, el desafecto a las ciencias y a la idea de progreso la cual, según el ideario de Echeverria y su gente, se cumplía fatalmente; son características de la etapa rosista.
El estereotipo de federal de la época es, según el escritor; ignorante, bruto y supersticioso. Desprecia las costumbres de refinamiento de las clases altas, simbolizadas por los cultos unitarios, los cuales, a su vez subestiman al provinciano ignorante y bárbaro.
En un pasaje de la novela, un grupo de choque federal asalta una casa en busca de traidores, uno solo de los integrantes de aquel escuadrón es capaz de poder leer (y con mucha dificultad) una carta en la que finalmente se les recomendaba que sus habitantes eran buenos federales, etc.
En un segmento del comienzo se lee; “Pero yo no sé como se sabe la hora ¡Esta es cosa de unitarios!" Las palabras eran de un mazorquero el cual inspeccionaba un reloj. El mismo se lo había sustraído al  cadáver de un personaje que había intentado embarcarse hacia Montevideo.
Mármol asegura poder deducir de las formas del rostro y la constitución física en general, las características sociales y el desempeño del individuo en la sociedad.  Los rasgos del salvajismo eran, para estos jóvenes del Salón Literario, observables en los rostros de los federales, los cuales poseían “una fisonomía que no podía distinguirse donde acababa la bestia y comenzaba el hombre”.
Al describir al sanguinario comandante mazorquero Ciriaco Cuitiño dice de él que, en su “horrible cara redonda y carnuda se veían dibujadas todas las líneas con que la mano de Dios estampa las propensiones criminales sobre las facciones humanas
Esta doctrina hoy tan políticamente incorrecta y discordante con el pensamiento democrático, lleva implícita la noción de que la barbarie es algo que se lleva en la sangre, en los genes. Su consecuencia práctica implica terminar con los bárbaros para terminar con la barbarie.
El desprecio por el indio y por el gaucho que será parte del sentido común después de la caída de Rosas, proviene en parte de esta visión de los intelectuales y políticos que tuvo en Sarmiento a su principal fomentador.

Sarmiento marcó una linea de pensamiento que hoy sería muy incorrecta

El carácter de esta ideología se ve expuesto con mayor claridad, énfasis y apasionamiento en el "Facundo" de Sarmiento de 1845 del que Mármol, tal vez,  pudo haber extraído algunas de sus ideas.
Como Sarmiento en el "Facundo", Mármol concibe a Rosas como producto de la naturaleza Argentina. Rosas es consecuencia y no causa.
Sarmiento grafica en la figura del caudillo riojano Facundo Quiroga (de quien era a su vez pariente) todo lo que el pueblo argentino tiene de salvaje, sangriento y bárbaro, debido a la soledad y el aislamiento de las campañas argentinas. Así contrapone el campo a la ciudad, campo (o campaña como ellos le llaman) que es preciso poblar de civilización para desterrar todo lo bruto y primitivo del suelo argentino.
El relato entonces marca un corte elitista y una diferenciación dentro de una sociedad, diferenciación dada no solo por el grado de educación, sino también por la constitución física que permitía deducir arbitrariamente la inteligencia de las personas, cuanto tenían de racionales y cuanto de bestias.
Civilización y Barbarie, es entonces, un enfrentamiento entre dos argentinas irreconciliables dentro de un mismo territorio representadas por el campo, salvaje y aislado con su gaucho bruto y supersticioso; y la ciudad culta y refinada con sus ideas de progreso y ciencia extraídas de la Europa.
No existía conciliación posible, una debía vencer a la otra, dado que el carácter de cada una de ellas se hallaba impreso en la misma constitución de carácter natural. Según esta doctrina de "Civilización y Barbarie", la civilización es algo no susceptible de aprender. Algo paradójico teniendo en cuenta que hablamos del padre del aula.
¿Hombre o Bestia?
Ciriaco Cuitiño
Comandante de la Mazorca
La barbarie, que como ya observamos, es parte constitutiva y natural de la nación argentina, se manifiesta en el salvaje y solitario gaucho de las pampas ya perfectamente definido en sus costumbres a aquel tiempo.
Rosas dentro de este esquema, representa al gaucho superior que ha logrado hacerse del poder pero, que a su vez,  es consecuencia (y no causa) de esta barbarie natural.
A diferencia del resto de los estancieros, Rosas realiza las trajinosas tareas camperas con la habilidad de un baqueano, y oficia de padre del resto de los gauchos, dando más adelante, un carácter paternalista y personalista a su gobierno. El gaucho se identifica con  Rosas, porque valora las tareas manuales, la destreza física, y desprecia las costumbres cultas importadas de Europa, las artes blandas, la escritura y el estudio. Rosas se viste como gaucho, actúa como uno de ellos, monta a caballo como el mejor, también desprecia cierta clase de refinamiento, pero no es un gaucho más.
Rosas construye su poder en torno a las masas caudillistas e ignorantes siempre dispuestas o obedecer ciegamente a un líder. Las concesiones dadas a la población negra y mulata, también le otorga la adhesión de esta, y ya vimos la importancia de la misma en cuanto al mecanismo de delación.
La construcción de poder en torno a la adhesión de las clases bajas no es algo nuevo en la Argentina.


ANTIGUO PARTIDO UNITARIO y ANTIGUO PARTIDO FEDERAL

El escritor perteneciente al Salón Literario,  intenta desprenderse del antiguo partido unitario el cual está representado en la novela por Don Julián Segundo Agüero (1776-1851), quien fuera  ministro en la presidencia de Rivadavia.
Bernardino Rivadavia (1770-1845), retirado en España desde 1827, fue el máximo exponente del unitarismo y la ilustración en Argentina. Acusado de querer trasplantar a la mismísima Londres en las riberas del Plata.
Agüero, ya anciano, se encuentra exiliado en Montevideo y es descrito, en su encuentro con el protagonista de esta historia, como alguien taciturno, de pocas palabras y menos ideas, sin ningún tipo de posibilidad de restablecerse. El viejo partido unitario, es un partido muerto ya en la época en que la romántica y liberal generación del ’37 de Echeverría y Alberdi ha tomado la posta de la oposición al partido federal.
Sin embargo, el partido unitario se encuentra muerto, tal vez por los errores y el desgaste de sus propias acciones. El fracaso de las constituciones del ’19 y del ’26, demostró que existían en el interior, centros locales de poder de los que Buenos Aires no iba a poder controlar. Al menos no de determinada manera.
El acrecentamiento de los caudillismos locales cuyos mayores exponentes; el entrerriano Estanislao López , Juan Bautista Bustos de Córdoba y el propio Quiroga; hacía ver que los localismos habían de ser tenidos en cuenta y serían una fuerza cada vez mayor en lo sucesivo.
El fin para el partido unitario, sobrevendría a la Revolución de diciembre de 1828 cuando Lavalle mandó a fusilar a Dorrego, instigado por, entre otros unitarios, Salvador María del Carril,  Juan Cruz Varela y el propio Agüero.
Con el asesinato de Dorrego se cierra una etapa, pues quien muere en Navarro es quizá el último de los federales. De un espíritu democrático inusitado para la época (abogó en la Cámara de representantes por el voto universal), el porteño Manuel Dorrego, tuvo en cuenta la posibilidad de constituir un estado federal.
Luego de Dorrego, la palabra federalismo no fue más que el eco vacío y sin significado del ideal que levantara alguna vez el oriental Artigas cuando se opuso a la asamblea del año ‘13. Lo que alguna vez tuvo significado, se transformó en el fósil de un ideal, y la voz de fondo y excusa para tomar el control político de una situación desbordada.




Ya no era negocio llamarse unitario luego de la disolución del Directorio en el año '20 (tras la Batalla de Cepeda del 1 de febrero de 1820), dónde las provincias sometían al poder central). Luego sobrevendría la figura de la Gobernación   de Buenos Aires, ya como provincia y no como poder central. Martín Rodriguez, el cual contó con el apoyo de Rosas en el momento de su elección y con la secretaría reformista de Rivadavia, fue proclamado gobernador el 20 de septiembre de 1820, luego de que él y Rosas, abandonaran deliberadamente a Dorrego en la Batalla de Gamonal (1820).
Valen estas palabras del abogado y congresal de Tucumán y hacendado rosista, Tomas Manuel de Anchorena en una famosa carta al Restaurador del 4 de diciembre de 1846: “Nadie, nadie se ocupaba del sistema Republicano Federal, porque todas las provincias estaban en tal estado de atraso, de pobreza, de ignorancia y de desunión entre sí y todas juntas profesaban tal odio a Buenos Aires que era como hablar de una quimera el discurrir sobre el establecimiento de un sistema federal” Según Anchorena el grito de Federación se acrecentó con la “reforma luterana de Rivadavia durante la gobernación de Martín Rodriguez” y el establecimiento del banco nacional en 1826 …”no querían reforma ni banco y ya entonces cada pueblo tenía su corifeo, que aspiraba a ser un Reyezuelo de por vida en el país que gobernaba”.
(En otro momento analizaremos la transformación de algunos unitarios en federales pro-rosistas y como luego disolvieron su federalismo a partir del año 1852 y se fusionaron con la nueva generación de Mitre y Alsina)
Había pues, federalismo entre tanto no se contara con un poder central y las provincias no contaran formalmente con una sujeción de estilo metropolitano. Pero era un federalismo desproporcionado en el cual subyacía un poder centralista desde Buenos Aires. Algunas medidas políticas como la delegación de las Relaciones Exteriores en la persona de Rosas y otras medidas de estilo económico-prácticas, como el sistemático control de la aduana y la imposibilidad de contratación de comercio exterior por parte de las provincias litorales, manifestaban una verdadera sujeción de hecho en torno a Buenos Aires. El control central existía en la realidad y existía debido a la insoslayable importancia geográfica de Buenos Aires existente desde la época colonial.
El unitarismo y federalismo puro (al que Rosas también persiguió en las personas de los denominados “lomos negros”), habían perdido su significado. Una época había pasado y empezaba otra.
Sin embargo, las palabras ya vacías de correspondencia con la realidad, serían pronunciadas sin pausa por la voz del fanatismo de manera sistemática por otros, al menos, 25 años.


EL CLERO FEDERAL 

Las reformas rivadavianas que trastocaron el ámbito clerical durante la gobernación de Martín Rodriguez, donde (entre otras cosas) sometió al personal eclesiástico a la justicia civil y realizó confiscaciones de los bienes de la Iglesia.
Se supone que era fácil contraponer a la Iglesia con el tipo de reforma inspirado en un creciente liberalismo y que a la hora de llegar un gobierno de características atrasado y reaccionario, iba a tener en la iglesia, a uno de sus aliados.

Ntra. Sra. de la Piedad
La Iglesia fue un centro de propaganda del régimen rosista

Un apoyo moral, que por si hacía falta, le daría a la federación un carácter sacro-santo y de causal divina. La Santa Federación era a manera de las más totalitarias de las monarquías europeas, un mandato del cielo.
Mármol no está en contra de la religión católica sino del comportamiento de la iglesia. Describe la actuación de cierta parte de la curia cuyos representantes suben al pulpito, cuchillo en mano, pidiendo por la muerte de los salvajes unitarios.
El clero está personificado en el cura federal de la Iglesia de la piedad Gaete, corrompido por los placeres mundanos, quien saciaba sus apetitos carnales en el hogar de unas niñas huérfanas. Simbolismo de la depravación de la iglesia con respecto a la sociedad porteña.
Un aspecto interesante del culto a la personalidad del Restaurador se da en el ámbito de las Iglesias, dónde se llevan a cabo pomposas ceremonias que cuentan con el traslado y la presencia del retrato del gobernador. Stalin no había inventado nada…



BACANALES CRIOLLAS y SANTAS

El escritor cuenta como comienza parte del culto federal en las iglesias en el año 1839 luego del asesinato del presidente de la cámara de representantes Manuel Vicente Maza, atribuido a la Mazorca y festejado por el diputado Garrigós. Mármol entonces relata:

El culto a la personalidad del Gobernador
 Tras este horrendo asesinato del presidente de la legislatura y del tribunal de justicia, ¿qué aconteció en el pueblo de Buenos Aires? Aconteció que una voz unánime se levantó en derredor de Rosas, de todas las corporaciones y empleados públicos, dando el parabién al asesino.
La parroquia entera se vestía de federal y... pero que hablen los documentos.

"La cuadra de la iglesia estaba toda adornada de olivo y lindas banderas, las cuales fueron tomadas por los vecinos y 'de golpe las rindieron al pasar el retrato, hincando la rodilla', causando un espectáculo verdaderamente imponente el repique de las campanas, cohetes de todas clases y vivas del inmenso pueblo que había allí reunido; al llegar al atrio tomaron el señor juez de paz y el señor maestre el retrato, y entraron con él en la iglesia, en cuya puerta el señor cura y seis sacerdotes de sobrepelliz, acompañaron el retrato hasta que se colocó en el lugar destinado, y como se retirase la comitiva por no empezarse la función de iglesia, se dejaron dos tenientes alcaldes uno a cada lado del retrato haciéndole guardia..., hasta que, concluida la función, tomó asiento el acompañamiento esperando al señor cura y demás sacerdotes que, de sobrepelliz, salieron a acompañar el retrato que fue sacado hasta el atrio, donde lo recibió el señor juez de la instancia, don Lucas González Peña...
"Gran porción de vecinos se reunió en la casa contigua a la del juez de paz, donde fue servida con abundancia carne con cuero; concluida la comida, se formó del contento general la más federal y republicana danza en el patio de la casa del señor juez de paz, adoptando nuestra 'alegre media caña por baile', la que era tocada por la música restauradora: en esta danza, aceptada alegremente por todos, no quedó nadie sin bailar, pues, todos entreverados, no se conoció distinción. La señorita doña Manuelita Rosas, digna hija de nuestro Ilustre Restaurador, y la respetable familia de S. E, dieron realce con su presencia"
 La fiesta de la catedral que describe la Gaceta 4.866: he aquí un fragmento:
"En la entrada del templo se agolpaba un numeroso gentío, y saliendo a la puerta el senado del clero, fue introducido al templo el retrato de Su Excelencia por los mismos generales que lo habían recibido, etc. La función fue celebrada con majestuosa solemnidad. Nuestro venerable y digno compatriota, el ilustrísimo obispo diocesano de Buenos Aires, doctor don Mariano Medrano, rodeado de todo el esplendor y pompa con que se ostenta el culto de la Iglesia católica en sus augustas fiestas, ofició en tan importante acción de gracias. Una magnífica orquesta acompañaba el canto de algunos profesores y aficionados. Concluida la misa, se entonó el Te Deum por el ilustrísimo prelado, que se anunció al público con repiques de campanas y una salva de artillería en los baluartes de la fortaleza. En seguida fue reconducido el retrato de Su Excelencia al carro. La caballería formó en columna, etc.
"Luego que el señor inspector general dispuso la retirada del retrato, empezó la marcha en el mismo orden, siguiendo la columna por el expresado arco principal, y de éste por la calle de la Reconquista hasta la casa de Su Excelencia. Al salir de la fortaleza el acompañamiento, se empeñaron las señoras en conducir el retrato de Su Excelencia, tirando del carro que alternativamente habían tomado los generales y jefes de la comitiva al conducirlo al templo. Las señoras mostraron el más delicado y vivo entusiasmo, y vimos con inmenso placer a las distinguidas señoras doña..."


LAVALLE

Juan Lavalle (1797-1841) es figura recurrente y protagonista tácito de la historia. Sin tener participación activa en las acciones inmediatas, su campaña militar del año 1840 es descrita en los diálogos de los personajes que ven en el antiguo soldado del ejército de los Andes, la única esperanza de libertarlos del tirano.
General Juan Lavalle
Las acciones de Lavalle son descritas, y Mármol pone en la voz del protagonista Daniel, sus opiniones con respecto a las decisiones del General  (razón por la cual Daniel nunca se equivoca, es decir, puede predecir los sucesos que realmente ocurrieron y que Mármol intenta relatar a la vez que explicar).
El autor habla siempre a modo predictivo dándole un aura de fatalidad a los sucesos que en la novela  se van narrando, pero sepamos que Mármol comenzó a publicarla en 1851 en el  diario la semana de Montevideo, contando ya con la perspectiva que pueden llegar a dar algo más de diez años. No aparecen los últimos capítulos ya que el autor vuelve a Buenos Aires luego de la deposición de Rosas en 1852 y realiza una reedición unos años más tarde con algunas modificaciones y con el apoyo de documentación a la que tuvo acceso una vez en Buenos Aires.
Lavalle (quien según el autor había sellado con sangre el “el origen de los males futuros de la patria” al asesinar a Dorrego) sin dejar de ser una figura respetada por quien escribe, es descrito como alguien incapaz de escuchar opiniones ajenas y por lo tanto incapaz de concertar con los otros opositores a Rosas, las acciones que tendieran al fin del régimen.
Existía entonces una total falta de coordinación entre los líderes unitarios exiliados como Florencio Varela y Julián Segundo Agüero, la escuadra francesa y el presidente Oriental Fructuoso Rivera (que según la novela, a pesar de la oposición política a Rosas tampoco soportaba a Lavalle).
El ex granadero, invade Entre Ríos en febrero de 1840 y derrota al gobernador Pascual Echagüe en la batalla de Don Cristobal, siendo derrotado en Sauce Grande el 16 de julio. Echagüe lo deja escapar y Lavalle se embarca en la flota francesa hacia San Pedro a 160 kilómetros de Buenos Aires.

Retirada de Lavalle
A partir de este momento empieza en el relato, la etapa en que el régimen de Rosas se tambalea, donde el temor se apodera de toda la esfera federal. Un líder como Rosas, sin otro sistema que esperar todo de la sensación de terror que él mismo causaba, y sin el talento militar debido, debía de estar muy desorientado.
El arribo de Lavalle a la ciudad era inminente. 
La novela describe las especulaciones del  pequeño círculo unitario del protagonista Daniel Bello, acerca de la llegada del ejército libertador. 
La superioridad numérica del ejercito de Rosas retirado a los cuarteles de Santos Lugares, es de 6.000 hombres contra 3.000 de Lavalle. Hecho por el cual el general unitario después de darle un susto al Restaurador emprende su retirada al Norte que finalmente se llevará su vida tras ser derrotado por las tropas de Oribe en Famaillá.
Es en este tramo del relato, el autor diserta acerca de lo que debería haber hecho el consagrado general para no terminar fracasando como finalmente lo hizo.  El ataque, según el autor, debía hacerse en Buenos Aires. En el corazón del poder de Rosas. El dictador había dejado allí, solo algunas milicias de serenos y oficiales en el fuerte de la ciudad. Se esperaba que con la entrada de Lavalle a la ciudad, estallara la revolución interna reprimida, en apoyo al libertador.
De nada servía que Lamadrid haya tomado Córdoba, que Paz tuviera el dominio de Corrientes, que la Liga del Norte de del tucumano Marco Avellaneda se afianzara también en Salta y Jujuy. El centro del poder residía en Buenos Aires y hacia allí debía haberse dirigido el ejército unitario. La debilidad rosista era moral y el momento no supo ser aprovechado.

Conducción del cadáver de Lavalle por Humahuaca, quien encontró la muerte en una bala perdida
tras la batalla de Famaillá (Museo Histórico Nacional)

"La empresa del general Lavalle, para tener éxito, debía obrar más sobre la moral que sobre la fuerza material de Rosas. El momento se ha perdido. La reacción del espíritu vendrá en el numeroso partido federal, y, repuesto de su primera impresión, será diez veces más fuerte que nosotros. Dentro de dos horas, en este momento mismo, el general Lavalle podía tomar Buenos Aires. Mañana ya será impotente. López lo sacará de la provincia. Y, entretanto, Rosas levantará otro ejército sobre su retaguardia. "
Al pasar el tiempo los espíritus federales se irían robusteciendo y el ataque sería finalmente imposible.
Lavalle nunca llegó a la ciudad porteña, decidió sin embargo buscar adhesión poniendo el énfasis en su inferioridad numérica, y al no lograr acrecentar sus milicias emprendió la retirada al norte.
Rosas seguía en el poder y comenzaba la etapa más dura para los no afines al gobierno y hasta para los neutrales. Cada vez era más necesario, dar pruebas de lealtad so pena de ser acusado de inmundo, asqueroso…
La etapa del terror había comenzado…


DEL MÉTODO de CONTROL de ROSAS

Mármol publica sobre el final del texto algunos archivos clasificatorios del Restaurador en donde constaba una ficha personal de cada individuo el cual era calificado como unitario, buen federal, lomo negro, enemigo de los restauradores, etc…
La intimidación era ejercida individualmente actuando sobre cada conciencia  por separado, cada persona sentía la inseguridad constante de estar vigilado, la delación era a su vez un medio de supervivencia y hacía más fácil que cualquiera cayera sospechado de unitario.
Todo el mundo se sentía inseguro y vigilado, no se podía confiar en nadie, y era necesario dar en todo momento y a toda persona, muestras de federalismo. De esta manera, el régimen, aislaba a sus posibles adversarios evitando su coordinación.

"Boudoir Federal" Cayetano Descalzi
El terror operaba de forma individualizante abortando toda iniciativa de acción concertada. Esta clase de "individualismo" es el que el escritor acentúa como el mal de estas tierras, donde acaece la falta de espíritu asociativo.
"Nuestros hábitos de desunión, en la parte más culta de la sociedad; nuestra falta de asociación en todo y para todo; nuestra vida de individualismo; nuestra apatía; nuestro abandono; nuestro egoísmo; nuestra ignorancia sobre lo que importa la fuerza colectiva de los hombres, nos conserva a Rosas en el poder y hará que mañana corte en detalle las cabezas de todos nosotros, sin que haya cuatro hombres que se den la mano para protegerse recíprocamente."
Mármol compara la situación con la pujante Inglaterra dónde hay asociaciones para todo:
"Sólo con espíritu y tendencias religiosas y humanitarias, existen en Inglaterra las siguientes sociedades:
Sociedad para preservar la vida de los hombres contra toda clase de accidentes: el agua, el fuego, etc. Sociedad para garantir del incendio las vidas de las personas sorprendidas por esta calamidad. Sociedad para recoger los náufragos. Sociedad para prevenir los malos tratamientos a los animales…"
Paradojicamente era el individualismo de la  Inglaterra Victoriana y su sistema de libertades individuales garantidas, el que hacía posible la libre asociación que faltaba por estos lares.


"¿Usted no sabe que ese 25 de mayo es el día de los unitarios?"  (José Mármol, "Amalia" - Pt.I, Cap.VI)