domingo, 11 de marzo de 2012

La N. de Alem


Fue Alem un batallador incansable, político sagaz y de prestigio. Su padre perteneció a la famosa Sociedad Restauradora y después de Caseros pagó las consecuencias de sus creencias … o de sus conveniencias.
El célebre revolucionario se firmaba Leandro N. Alem. Nadie pudo nunca descifrar la incógnita de esa inicial. Alguien le preguntó una vez qué significaba y él tuvo una respuesta que seguramente habrá dejado al curioso tan enterado como lo estaba antes.
-Desde chico –le dijo- he creído que no era ni sería nada ni nadie; por eso le agregué una ene a mi nombre.
En realidad, en esa contestación se encierra la verdad, a pesar de que se ha generalizado la opinión de que su nombre era Leandro Nicéforo.
Por mi parte he querido desentrañar el misterio y, sobre todo, conocer las causas por las cuales le han endosado, al fogoso revolucionario del 90, ese segundo nombre.
Se trataba, sencillamente, de buscar su partida de bautismo. La encontré en la parroquia de Balvanera. Hoy, salvo pruebas en contra, sé que el nombre de este preclaro argentino es Leandro. Así fue bautizado y, en realidad, ése es el único y verdadero, pese a que en una avenida de Buenos Aires le han estampado la famosa inicial, fruto de su curioso capricho.

Panteón Radical dónde descansan los restos de Alem y otros miembros
del partido radical. Cementerio de la Recoleta 

Del Anecdotario Histórico Militar (Juan Román Silveyra, Ed. Brunetti, 1952)

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