Fue Alem un batallador incansable,
político sagaz y de prestigio. Su padre perteneció a la famosa Sociedad
Restauradora y después de Caseros pagó las consecuencias de sus creencias … o
de sus conveniencias.
El célebre revolucionario se firmaba
Leandro N. Alem. Nadie pudo nunca descifrar la incógnita de esa inicial. Alguien
le preguntó una vez qué significaba y él tuvo una respuesta que seguramente
habrá dejado al curioso tan enterado como lo estaba antes.
-Desde chico –le dijo- he creído que
no era ni sería nada ni nadie; por eso le agregué una ene a mi nombre.
En realidad, en esa contestación se
encierra la verdad, a pesar de que se ha generalizado la opinión de que su
nombre era Leandro Nicéforo.
Por mi parte he querido desentrañar
el misterio y, sobre todo, conocer las causas por las cuales le han endosado,
al fogoso revolucionario del 90, ese segundo nombre.
Se trataba, sencillamente, de buscar
su partida de bautismo. La encontré en la parroquia de Balvanera. Hoy, salvo
pruebas en contra, sé que el nombre de este preclaro argentino es Leandro. Así fue
bautizado y, en realidad, ése es el único y verdadero, pese a que en una
avenida de Buenos Aires le han estampado la famosa inicial, fruto de su curioso
capricho.
Panteón Radical dónde descansan los restos de Alem y otros miembros del partido radical. Cementerio de la Recoleta |
Del Anecdotario Histórico Militar
(Juan Román Silveyra, Ed. Brunetti, 1952)
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